ESTOY BUSCANDO EDITORIAL PARA QUE ME PUBLIQUEN ESTE LIBRO SI ALGUIEN CONOCE ALGUNA Y SI LE GUSTA MI LIBRO ESCRIBAME Y DENME PRESUPUESTO DE CUANTO ME COSTARIA PUBLICARLO POESISYFILOSOFIA@GMAIL.COM

martes, 13 de agosto de 2013

( CAPITULO 1) SOBRE EL AMOR Y SU INTENSIDAD EXISTEN



PRIMER CAPITULO
1

<<“Amor." Bella palabra, que en espacio sideral nombras lo innombrable, lo sublime, lo eterno de tu existencialismo, que se vuelve material aquí en esto que llamamos vida pasajera, tan aceptada por la modernidad. Es entonces, que se nos escapa este dejo de humanismo,  Ven amor y has de mi lo que tu quieras, destroza mi razón, que por inocencia me entrego a ti, has con mi ser una inmensidad que entre tu fuego se funde mi esencia con la eternidad.>>
B.F.A.S.

Al comenzar este libro me preguntaba si podía ser capas de comprender este sentido sobre el amor, la muerte y lo erótico, sin embargo a través del lenguaje y lo sentido pude comprender que sí, pues resulta siempre complicada hablar sobre lo amoroso y su esencia sobre todo como manifestación implícita en nuestro ser existente,  pues si algo nos complica siempre es lo sentido, lo vivido, lo emocional tal es el caso de nuestros tres temas, filos, Eros y Tanatos, es entonces que nos preguntamos ¿Qué sería del hombre sin contemplar su existencia?  ¿Que seria de nosotros los filósofos sin hablar de ella de lo vivido, de lo emocional que nos causa problemas como seres humanos? ¿Acaso existe algo más sublime que el conocer le esencial del ser humano y que es lo emocional? Pues como nos dice Octavio Paz en la dialéctica de la soledad “El hombre es el único ser que se siente solo y el único que es búsqueda de otro. Su naturaleza –si se puede hablar de naturaleza al referirse al hombre el ser que, precisamente, se ha inventado a sí mismo al decirlo “no” a la naturaleza- consiste en un aspirar a realizarse en el otro. El hombre es nostalgia y búsqueda de comunión. Por eso cada vez que se siente a sí mismo se siente como carencia de otro, como soledad”[1] y es que es mediante la soledad que nos encontramos, nos descubrimos, nos damos cuenta que necesitamos. ¿Pero que necesitamos? Sino amor,  esa esencia purificadora que nos da el  impulso de algo que nos mueva, que nos desprenda de esta cotidianidad que nos ata y termina con nuestra imaginación, con nuestro sentido emocional, es por eso que el amor no es algo fugas, se vuelve real porque en él ponemos nuestro sentido humano. Es por eso que nos interesa hablar del conocimiento amoroso y ser erótico, pues el amor es lo más sublime, lo más puro, lo más bello, es esencial pues el amor en su definición más pura surgió de lo sublime de nuestro ser emocional, de eso que Vico denomino como “lo innato que se define en la vida como humano”.
Pero el amor no sólo es sentido pues fue por medio de la razón que el ser humano comprendió esta diferencia entre lo sublime y lo instintivo, de lo animal  y lo sensible que se unifica en el sentido amoroso, pues es por medio del amor, que surge la familia, la sociedad que comprenden al individuo, y que podríamos hacer en esta vida sin amar y ser amados, sin buscar lo eterno, lo universal. Es entonces que nos damos cuenta que el amor es sobre todas las afecciones del alma la más sublime de todas ellas, pues fue por medio del amor que el ser humano se encontró, se conoció a sí mismo y que a través de su esencialidad descubrió no sólo su soledad sino la necesidad y dependencia de los que le rodean, pues el amor reconoce todo lo que nos rodea como algo real, algo importante para nosotros, las cosas comienzan a tener un valor diferente, un valor que va más allá del precio económico de las cosas, de la familia, de la sociedad que nos rodea, de las ideas que tenemos, de nuestra religión, de nuestra cultura. Fue por eso que tantos filósofos, poetas, cantantes, escritores se preguntan y escribieron sobre el amor, pues el amor nos ofrece resistencia  esto por su grandeza, por su esencia tan libre, tan mística, tan fenomenológica, tan irreal. Así bien, de aquí nace lo existenciario y lo existente, así surge la realidad de la vida y del amor, pues el sentido fundamenta de la existencia es la realidad misma el sentido del supremo conocimiento, de lo idealizado por los filósofos es entonces que hablamos de lo existente y lo sublime.
Lo existente porque vive, ya es no se busca se encuentra, es entonces que la existencia  cobra un sentido real, en lo que no cambia en lo que permanece y que no es perenne sino que ya fue vivido, lo existente funda nuestro pasado, construye lo que somos hasta el momento del enamoramiento, es lo que hemos vivido a través de experiencias únicas e irrepetibles pero perennes, lo que nos hace madurar, así bien la existencia son todos los hechos, momentos que se desprenden de la circunstancialidad que vivimos, los momentos, tanto buenos como malos, los que no son buenos ni manos, los cotidianos. Mientras que lo sublime hunde sus raíces en lo eterno, en lo futuro, en lo que no se puede predecir porque no alcanzaría el tiempo para predecirlo, es más lo sublime no tiene tiempo, rompe con todo, con la misma cotidianidad, con lo que ya sabíamos pero que no comprendíamos, lo sublime funda el sentido de lo bello, lo que esta fuera de nuestro alcanza es por ello que el amor, la muerte y lo erótico fundan su ser en lo sublime, pues aun en la estética misma lo sublime no sólo infiere lo hermoso, lo bello, sino de igual forma lo que nos da horror, lo horrendo, de aquí que también aunque sea una estética de la fealdad la muerte es sublime en este sentido, es el paso transitorio aun nuevo destino, aun mañana, es el bálsamo que nos purifica el alma y nos humaniza al igual que el amor, el amor también nos hace morir, nos hace padecer, nos hace sufrir, por su obtención o por su no obtención por eso el amor y la muerte son la misma cosa, son  la trinidad perfecta de la vida, mientras que lo erótico, le da cuerpo a lo que no tenía cuerpo, al amor y a la muerte, lo erótico es la postura misma en la cual la muerte y el amor se encuentra la estética de la carnal, con lo físico que se convierte en trasgresor del tiempo y el espació impidiendo que nuestra existencia muera sin dejar rastro,  así el arte inmortaliza al amor, a la muerte y a lo erótico, pues es parte de nuestra existencia, pero para muestra vasta un botón y que mejor que uno de los más grande poema sobre el amor que los amorosos de Jaime Sabines para describirlo este sentido entre lo sublime y lo existencial:

Los amorosos callan. 

El amor es el silencio más fino, 

el más tembloroso, el más insoportable. 

Los amorosos buscan, 

los amorosos son los que abandonan, 
son los que cambian, los que olvidan. 



Su corazón les dice que nunca han de encontrar, 

no encuentran, buscan. 

Los amorosos andan como locos 

porque están solos, solos, solos, 
entregándose, dándose a cada rato, 
llorando porque no salvan al amor. 



Les preocupa el amor. Los amorosos 

viven al día, no pueden hacer más, no saben. 

Siempre se están yendo, 

siempre, hacia alguna parte. 
Esperan, 
no esperan nada, pero esperan. 



Saben que nunca han de encontrar. 

El amor es la prórroga perpetua, 

siempre el paso siguiente, el otro, el otro. 

Los amorosos son los insaciables, 
los que siempre -¡que bueno!- han de estar solos. 
Los amorosos son la hidra del cuento. 



Tienen serpientes en lugar de brazos. 

Las venas del cuello se les hinchan 

también como serpientes para asfixiarlos. 

Los amorosos no pueden dormir 
porque si se duermen se los comen los gusanos. 
En la oscuridad abren los ojos 
y les cae en ellos el espanto. 
Encuentran alacranes bajo la sábana 
y su cama flota como sobre un lago. 



Los amorosos son locos, sólo locos, 

sin Dios y sin diablo. 

Los amorosos salen de sus cuevas 

temblorosos, hambrientos, 
a cazar fantasmas. 
Se ríen de las gentes que lo saben todo, 
de las que aman a perpetuidad, verídicamente, 
de las que creen en el amor 
como una lámpara de inagotable aceite. 



Los amorosos juegan a coger el agua, 

a tatuar el humo, a no irse. 

Juegan el largo, el triste juego del amor. 

Nadie ha de resignarse. 
Dicen que nadie ha de resignarse. 
Los amorosos se avergüenzan de toda conformación. 
Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla, 
la muerte les fermenta detrás de los ojos, 
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada 
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente. 



Les llega a veces un olor a tierra recién nacida, 

a mujeres que duermen con la mano en el sexo, 

complacidas, 

a arroyos de agua tierna y a cocinas. 
Los amorosos se ponen a cantar entre labios 
una canción no aprendida, 
y se van llorando, llorando, 
la hermosa vida.


LO EXISTENTE Y LO SUBLIME.
Con este hermoso poema de Jaime Sabines nos damos cuenta de lo que busca el amor es lo sublime que existe en nuestra contemplación existencial pues que seria de nosotros humanos sin hablar de él ¿Acaso existe algo más sublime dentro de el sentido estético y vivencial que el amor? Así bien durante mucho tiempo se le a considerado al amor como algo individuo o de pareja pero existen de igual forma otra gama de aspectos amorosos no sólo el de pareja, el amor más sublime el más puro el más bello es el conocimiento.

Pues el conocimiento es la esencial del amor pues por su definición surgió de lo sublime de la razón que se desprende de lo civilizado encontra de lo animal, es entonces que nos damos cuenta que el amor es sobre todas las afecciones del alma la más sublime de todas ellas, pues fue por medio del amor el ser humano aprendió a razonar a conocer y conocer todo lo que los rodeaba, así los primeros filósofos quieren arduamente se preguntaron sobre el origen de las cosas descubrieron que el amor los llevo a investigar aquello que tanto querían conocer así, Heraclito, Parmenides, Filón de Alejandría, Anaximándro, Anaximenes, los Atomistas etc. Se  cuestionaban sobre la existencia del mundo aunque  la pregunta fundamental fue la esencia de las cosas, del origen de las cosas, sin embargo antes que cualquier razón o pregunta existente o juicio  existió el amor, es entonces que denotamos que en la afirmación de llamarse filósofos, se encuentra el antecedente que antes la razón, el hombre conocía el sentido del amor, bella palabra utilizada por sabios y poetas, por lingüistas y profetas de estos y otros tiempos, es entonces que nos regresamos al principio fundamental de la existencia del hombre, al elixir de aquella magia que se poso por dentro aquí en el corazón del hombre y en su memoria ¿Pero como surgió el amor? ¿Cómo fue posible que el amor volviera al hombre de ser un ser salvaje, lleno de instintos y necesidades básicas a algo tan sublime? Es aquí en donde comienza nuestra indagación y que nos lleva primero a definir pues por amor tomamos en cuenta que es: “El afecto por el cual busca el animo, el bien verdadero o imaginado y apetece gozarlo. Así como se puede definir como la pasión que atrae un sexo hacia el otro, blandura suavidad de la persona amada, esmero con que se trabaja una obra deleitándose  en ella, voluntad consentimiento objeto de cariños especialmente para algunos”[2]  pero el amor no se encuentra en una definición, pues para algunos el amor es un sentimiento, para otros una afección, para otros la relación sexual entre una pareja, sin embargo la palabra en si misma de amor tomo su ser en la cultura grecorromana pues era el nombre destinado para el dios de la pasión “amor” también llamado “Eros” por los helénicos y cupido por los latinos o venus para los romanos que se encierra el misterio del amor, de igual forma la representación del amor se ve deslumbrada por lo divino, por lo eterno tal es el caso de la cultura Roma en el siglo III en donde se le da a cupido la forma de un ángel que desciende hasta la tierra para llenar de amor a los corazones humanos, de igual forma para la cristiandad Jasiel es el arcángel del amor, de lo sublime de lo eterno, de la divinidad misma que se vuelve mortal por unos instantes. De igual forma, la palabra en si misma fue retomada del griego filos que significa amor, afecto, lazos de sangre, unión, es entonces que retomarse el inicio de los tiempos, así la poesía griega, Homero, etc, la odisea y iliada el amor trágico, lo verdadero, lo simple, lo real, lo fantasioso, lo finito, es así como nos encontramos con la historia de Aquiles y Cefora, helena y los troyanos, la vida es una eterna fantasía, poética, sublime, irreal, que fueron movidas no tanto por la guerra sino por el amor, por ello que el amor tomo dos rumbos por un lado  el poético, el estético , el que todo lo soportaba como hércules y su Megara y por el otro extremo nos encontramos con platón en los diálogos, quien suscribe que el amor es algo más que sentimientos, el amor se establece en diferentes culturas como la magia que mueve el mundo, como lo místico, lo inteligible, lo perfecto, el mundo de las ideas, el amor representa lo bueno, lo único, lo ultimo y lo primero en nuestras vidas. En contexto ideático, casi sublime, nos encontramos con el lado racional poco sensible de los amoroso pues para Aristóteles, el amor podría ser tomado como el motor inmóvil, lo que cambiando permanece inmutable ante el cambio, pues el amor nos cambia pero no se cambia a sí mismo, el ya se sabe creador, mientras tanto nosotros aun seguimos recreándonos, aprendiendo de lo vivido.
Hasta aquí y  para la filosofía el amor tiene diferentes formas, contextos y haberes. Para el filosofo el amor es la conversión del pensamiento, el conocimiento en sí mismo,  en donde se comprenden  mejor los sentimiento, es una totalidad de pensamientos que determinan un actuar, un dejar sentir,  es un aquí y ahora  que en la ciencia se comprende a través de lo que se conoce, es todo lo contrario  a lo que se supone que es, en el vulgo común, aquí en el contexto de la existencia filosófica.

Así  la vida trascurre entre lo eternamente racional y lo que no del todo es razón, el pensamiento amoroso, lo cubre todo, no hay amante más recelosa de si misma que la ciencia y el conocimiento, pero aun el amor mata este sentir, pues traspasa lo racional, lo objetivo que no comprende ¿Por qué? esto me hace recordar que alguien me dijo alguna vez, que el conocimiento es la peor de las drogas y tenia razón, el estado amoroso es el limite entre lo razonable y la locura es patológicamente una enfermedad, tanta parecida a la gripe, el amor   y su patología altera el contexto de la realidad de lo objetivo, y nos vuelve a enmarcar en lo vital, en lo sentido, en lo que la razón se oculta tras libros y contexto para no ser lastimada o dañada, por ese malestar llamado amor, pues esta afección es algo con lo que nuestra razón no puede luchar, el amor penetra entre nuestras entrañas, abre nuestra piel y destruye nuestro egoísmo, nos hace sensitivos ante las cosas, nos desmorona pero de igual forma nos rehace, por un lado nos desarma pero por el otro nos vuelve humanos, dejamos de ser puro cerebro, puras maquinas, para deshacernos del caparazón que nos embriaga. Así el sentido amoroso nos cobija, se inserta en cada neurona, en cada glóbulo rojo que transita por nuestras arterias y venas, se funde con nuestra respiración y nos inunda, ya no hay escapatoria, ni Sócrates lo podría a ver descrito mejor, el amor entra por nuestro olfato, pasa a nuestro sistema limbico, todas las ferormonas y adrenalinas que tiene nuestro cuerpo se convulsionan, se excitan, se expanden, así nuestra razón se nulifica, se vuelve vacua en el contexto amoroso.
Pues este estado psicológico es un adicción tan similar a la cocaína, es así como nos encontramos con el sentido más elocuente de la filosofía, el amor pasa de ser un dogma o paradoja relativa inexplicable, a un nivel mucho más dignificado, convirtiéndose así en  un amante eterno, el cual le da rienda suelta a sus mas íntimos deseos, a sus más ardientes y febriles pasiones que no sólo son carnales, que son más espirituales, más universales, así el amante en este caso el filosofo se debe al estudio de su quehacer, es por esto que hasta hace algunos años, en la década de 1910 y 1920 el quehacer filosófico era un quehacer sólo para hombres.
Hasta aquí hemos hablado que el amor enmarca múltiples contextos uno de estos el más sublime la ciencia filosófica, el amante del conocimiento que sigue de cerca  al ser amado, en este caso a la bella dona, llamada filosofía que sin lograr copular con ella, lo lleva al umbral de lo sublime, del éxtasis como dice Plótino, quien fue interpretado por su discípulo Porfirio cuando habla del estado de éxtasis y la contemplación del arte del mundo que le produce la reflexión, de esa contemplación del mundo que nos embarga y mientras para los filósofos la contemplación es el mayor de los placer, para el mundo el amor tiene un contexto más real, mas sentido, menos objetivo, mas subjetivo, pero igual de sublime, pues el amor se debe a su totalidad y particularidad, viaja de lo eterno a lo mundano, de lo material a lo abstracto. Así los amantes del mundo se limitan tan sólo a lo físico a lo exterior, pues en este mundo existencial, el amor se convierte en un si, en un talvez o en un no por lo físico, por lo erótico que hay en él, pero como diría el Marques de Sade, “Nunca he entendido que haya límites en el sexo, que el cuerpo humano tenga otras fronteras que su piel y sus huesos. Limitar el sexo es un pensamiento carcelario, ponerle fronteras al placer es como intentar poner puertas el campo. El deseo es el motor del universo, el origen del hombre y su final, y nada podemos contra ello”[3] y es aquí en lo subterfugio de la existencia humana, del deseo que surge lo visible de lo tangible, que en su peso pesa lo mismo que lo abstracto,  no sólo por su lado subyacente de oposición, sino por el sentido mismo de valor existencial, pues cuando el conocimiento adquiere un valor ese valor se lo da el ser humano, con todas sus pasiones y afecciones, con sus deseos y anhelos más íntimos, más ocultos más secretos. De  igual que el amante le da a su amada ese valor de agrado, sediendo ante ella su propia volunta, para que la entrega sea más sentida, así el filosofo copula con sus ideas, con sus pensamientos, con lo de imaginativo que guarda la razón por ser este su más secreto destinatario, el sentimiento amoroso que la llena de pasión y la exalta hacia una búsqueda nunca terminada, pues tanto en el caso mortal de lo amoroso como el caso de la razón filosófica el amor goza en ambos de ese ser imaginativo que en el caso de la filosofía se conoce como creatividad y en caso de lo amado como pareja se conoce como juego intimo. Pues ¿Que es el amor? si no ceder, o como dirían otros, un dejarse llevar ante sus encantos, pero más que ceder, es un conocer la voluntad del otro, así nos encontramos con dos idearios importantes, a diferencia del conocimiento que aprende desde que se nace, el conocimiento amoroso es innato, no tiene escuela o forma, es un entender descifrando como los niños pequeños que balbucean apenas un lenguaje poco conocido,  pero con esa inocencia peculiar, el amor cambiar el mundo, el amor particular no surge a priori desde el nacimiento, es cierto que somos seres sexuales desde que nacemos, pero el amor es un trabajo de toda la vida, uno no sale un día por la mañana pensando en enamorarse o en encontrar el amor de su vida, el amor, al igual que la imaginación, la estética, el arte y la muerte gozan de ese sentido de espontáneamente, de imprevisible.

Pero ¿De donde surge esta espontaneidad? Esta espontáneamente surge  de lo existente, de lo real,  de lo que vemos en la realidad y que se nos muestra ante nuestros ojos, de lo que nos causa admiración o extrañeza ya sea por su igualdad con nosotros o por su diferencia con nosotros. Y que en tal caso nos ofrece resiste y al cual no podemos interpretar, pues el amor por mucho que se le interprete, ni los que lo padecemos lo podemos interpretar ya bien  lo dice Platón en sus diálogos “el amor de todas las afecciones del mundo es la menos entendible no sólo por su grado de abstracción, sino por su sentido de dominio”.[4]  Entonces determinamos que el amor es perder la voluntad propia del actuar, es ceder o mejor dicho deshacernos de aquellos convencionalismos cotidianos, sociales, culturales, repetidos de nuestra vida cotidiana, es romper con la realidad sin dejar de vivir en ella,  por eso que Raimundo de Sabundia describe en su libreo sobre el amor de las criaturas que el amor es la perdida total de la voluntad.



Voluntad que procede  del vocablo latino “voluptas” y que significa decisión, es entonces que reconocemos que nuestras decisiones ya no son nuestras en el sentido amoroso, ya no nos pertenecemos porque ahora están determinadas por el designio del otro. Ante esta determinación nuestro sentido común se confunde, pues al no ser nuestra la voluntad pasa a ser la no existencia de lo que creíamos conocido. El amor es el descontrol de lo que conocemos, de lo que creemos real y que hasta antes del momento de enamoramiento parecía valioso y que después del estado de enamoramiento ya no lo es tanto, pues pasa a segundo termino, no es que deje de existir, simplemente en el plano de nuestra vidas toma un papel secundario. Es entonces que podríamos decir, que el amor no sólo trasforma lo cotidiano si no lo anímico, lo espiritual, lo psicológico y lo físico de nuestro entorno social, familiar, cultural e ideológico, por tanto y en consiguiente nos preguntamos ¿Cómo surge el amor sino se busca?¿Cuál es su clarificación y clasificaciones? Dentro de este punto nos damos cuenta que el ser humano siempre esta buscando el amor, desde recién nacidos el bebe busca a la madre primero por necesidad conveniente y después por amor y protección, pero el amor de pareja surge de forma muy similar, pero de forma diferente porque inconscientemente o concientemente se busca esa protección ese entendimiento, esa trascendencia universal, esa necesidad de ser cuidados y de cuidar, de ser necesitados y necesitar. Por eso el amor de pareja no surge de la noche a la mañana, sino que de alguna manera estamos predispuestos a encontrarlo, tal vez no salimos con la idea conciente de hallarlo, pero existe la posibilidad que va más allá de nuestra razón de que así sea, pues por un lado nos oponemos a encontrarlo, porque sabemos que cuando lo hagamos nada nos detendrá para poseerlo, por eso no oponemos y le ponemos tantas trabas como sea posible, aunque inconscientemente nuestra alma tenga sed de amar y de ser amados, pues el amor para existir siempre requiere de ese sentir de dar y recibir, aunque los amorosos sean los primeros que se opongan, de igual manera, existe una gran diferencia entre el amor verdadero, ese que es eterno y que lucha como un guerrero y el enamoramiento que es fugas y perenne, a él no le interesa lo eterno, le interesa lo momentáneo, lo que no lucha contra tiempo y espacio. El enamoramiento fugas no se preocupa por el mañana, a él sólo le importa el instante, en cambio el amor verdadero es una cuestión siempre dolorosa, en donde se entrega más que la ilusión, toda una existencia.

 Por tanto el enamoramiento fugas y lo eternos del amor verdadero enmarcan una diferencia radical, fue entonces que el hombre comenzó a buscar una pareja real, fuera de todas las apariencias románticas transitorias que lo rodeaban, algo real que le diera sentido a su vida, ese sentido de eternidad que sólo el amor puede dotarnos, pues el amor nos da esa seguridad esa certeza pese a su contradictoria y confusa conducta, nos da seguridad  no como ahora se entiende, en tanto posición económica, sino en tanto sentirnos seguros de lo encontrado.
Por otro lado, el amor al igual que la filosofía surgieron de la observación, de lo enigmático de lo novedoso que nunca se sabe su final, que es diferente porque nos diferencia  todo lo que nos rodea, pues nos muestra su belleza. Por consecuente diríamos que el amor surge de la  observación y la comparación, es entonces que nos damos cuenta que el amor sabe lo que esta buscando, tal vez los sujetos que participan directamente en él no lo sepan, tal vez si, pero el amor nunca permite un “no” como respuesta, para él como ser existente, es un  lucha, un eterno debate, así es como se espera y así es como existe en la realidad de los humanos que participan en él,  es por eso que Octavio paz describe; “El amor es uno de los más claro ejemplo de ese doble instinto que nos lleva a cavar y ahondar en nosotros mismos y, simultáneamente, a salir de nosotros y realizarnos en otro: muerte y recreación, soledad y comunión. Pero no es el único. Hay en la vida de cada hombre una serie de períodos que son también rupturas y reuniones, separaciones y reconciliaciones. Cada una de estas etapas es una tentativa por trascender nuestra soledad.”[5], de aquí que el comienzo entre lo universal y lo particular se determine por ese sentido yuxtapuesto que es el amor, pues de todas las afecciones el amor es lo esencial y más impasible  de lo sentido, devora, destroza, sublime, exalta, baja y sube, llevando al ser humano de lo más sublime hasta los padeceres más infernales.
Y es mediante este sentido de combate que tiene el amor en sí mismo y con su carácter de imaginación que surgen  los caballeros medievales, las princesas encantadas, los dragones y las temibles brujas que se oponen al amor, en este sentido podríamos determinar que el amor busca lo imposible, lo que le ofrece un reto, pues si es fácil no le interesa, no le importa lo fácil, en cambio al enamoramiento fugas si le interesa lo fugas, lo pasajero, lo que no nos ofrece resistencia. Ante tal  paradoja nos encontramos que el entendimiento deberá comprender que es el hombres y no las mujeres los que deben luchar por el ser amado, así desde el comienzo lo más imposible, es lo más deseado, no por su grado de imposible, sino por el sentido de obtención de poder como nos diría Nietzsche  cuando describe que “todo lo que eleva en el hombre el sentimiento de poder, la voluntad de poder, el poder en si es lo bueno, así bien la felicidad es sentir que aumenta nuestro poder, que superamos algo que nos ofrece resistencia” [6]

Ante esto el objeto amado, en este caso el sujeto amado pasa a tener un valor primero de lucha, de posesión de juego, hasta cierto punto, ¿Por qué de juego? Porque es vencer al otro, vencerlo en lo que más le duele y que es lo emocional, es por ello que el amor nos da miedo, pues sabemos que al perder nos perdemos en esto que llamamos amor y que aun no terminamos de comprender, es entonces que preferimos ver el amor desde lejos, de lo observado, sin palabras, y aunque llama nuestra atención cuando vemos a las parejas de novios en los parques los domingos, nos hacemos como que no lo vemos, queremos que pase inadvertido por nuestras vidas, pero inconscientemente sabemos que es lo que necesitamos para mitigar nuestra soledad y romper con lo monótono de nuestra vida , ante esto nos preguntamos ¿Pero porque llama nuestra atención?  Tal vez porque enmarca lo diferente en nuestras vidas, tal vez porque es lo que deseamos aun y pese a sus eternas contradicciones, por eso llama nuestra atención, pues el amor no surge tanto por lo físico, sino por lo oculto, lo que no se ve a simple vista, sino se  deduce como una verdad tasita.

Es entonces que lo que antes nos era atractivo ahora nos resulta indispensable, necesariamente debemos obtenerlo porque nos ofrece resistencia,  y en esto se sitúa nuestra eterna búsqueda, una búsqueda imaginaria en donde se abren múltiples posibilidades, pero en donde sólo una es la correcta, pues el amor es una unificación entre lo múltiple y lo encontrado que tienen hombres y mujeres sobre todo con lo que respecta a lo amoroso, pues no importan cuanto se sabe de la existe del amor, o cuantas experiencias se hayan tenido, el amor verdadero rompe con todo, y más cuando lo que se desea esta lejos de nuestro alcance.


 Es por ello que el amor encuentra sus parámetros de locura insensata en lo que fue poseído y se perdió, pues ya de por sí nuestra razón indica que el amor es una locura sentida, idéatica, arcaica que se difumina en todo un contexto que va desde lo sentido existencialmente a lo alejado por abstracción objetiva, en este sentido nos preguntamos lo siguiente ¿Qué pasa si son los mismos enamorados los que se oponen? Al respecto podríamos decir que en nuestra sociedad moderna, todo se opone al amor, la misma tecnología se opone al amor, las clases sociales, los paradigmas culturales, etc. Pero sobre todo los mismos enamorados, es por ello que ante tal pregunta podríamos decir, que entre más se opongan más crecerá y si ellos mismos le ponen pruebas y el logra vencérselas entonces ambos pierden en este juego llamado amor, pues aquí sólo existe un ganador y es el amor mismo, al amor no le interesan ni hombres ni mujeres, diferencias entre ellos o igualdades, él es el que determina la ultima palabra en todo este juego.

Sobre todo en el contexto de la pareja que a diferencia del contexto del conocimiento en el cual no existe una copula erótica y sentida, sino más bien un sentido de virtuosismo, y que es mas o menos comparable con el estadio de la afección amorosa, hasta aquí el “Eros incontrolado es tan fatal como su mortal contrapartida el instinto de la muerte[7]la muerte  y lo erótico en este contexto deja mucho de complacencia, pues el sentido amoroso o mejor dicho del amor en su estado más puro, es analizado detenidamente  con la muerte inesperada y súbita de lo ya conocido por nuestro sentir,  con la muerte al contrario de lo que se entiende en la vida amoroso, se sustenta pues el momento en que el objeto amado pasa del estadio de lo desead e inalcanzable al estado de poder alcanzado, entendido este en el sentido ya antes mencionado de Nietzsche descrito en el anticristo, como lo que nos produce poder por el hecho de ser inalcanzable y concebible al mismo tiempo, es entonces que volvemos al sentido de la filosofía de lo amoroso, en un contexto más particular, pues cubre su esencia ya no en la complejidad del conocimiento  si no en su subsiguiente simplicidad compleja y que es la pareja.

LA PAREJA Y EL SENTIDO AMOROSO
“La pareja es un remanso de agua en un mar de tormentos. Es una certeza insegura siempre, que tiene que luchar con lo impredecible del destino, con lo fugas y lo permanente, con la calma y el ocio. Y en sí misma con la cotidianidad.”
XOLO XOCHILT.
La pareja es la complementación circundante de nuestras vidas, aquí el arte de amar no deja de ser o tener un contexto estético, erótico y por ende mortal que en estos casos se complementa con lo universal que nos producen las diferentes etapas de éxtasis, muerte y amor que aparecen en nuestras vidas, desde el enamoramiento platónico, hasta lo sensiblemente adquirido por los medios de comunicación, desde nuestros tabú, hasta nuestros miedos, en este contexto del ser de pareja se encuentra enmarcado la igualdad y la desigualdad. De aquí que la pareja se tenga a si mismo temor, pero ¿A que le tenemos temor?  Al “fracaso a tener amores fallidos” por eso la entrega amorosa es una entrega siempre con cuidados, con temores, pues primero le tenemos miedo a desilusionar al otro, a que no seamos lo que él esperaba, a no cumplir sus expectativas, y en segundo lugar cuando ya se han tendió experiencias amorosas le tenemos miedo a  volvernos a dejar llevar por este sentimiento, por el miedo a fallar nuevamente o ha que nos lastimen. Sin embargo, algo nos dice que esta vez será diferente, entonces volvemos a confiar, volvemos a creer que así será y aunque sabemos que “el amor es el destino de la lucha de los instintos –literalmente una lucha  entre la vida y muerte- en la que soma y psique, naturaleza y civilización participan”[8] al respecto podríamos decir que el amor en la relación de pareja es una vinculación entre lo individual y social al mismo tiempo, y aunque el amor universal a diferencia del amor particular es imparcial en ambas condiciones en la social y en la individual, el amor pareja no lo es tanto, pues y aunque al igual que el amor universidad surge lo observable. La observación en este sentido es diferente, pues aquí intervienen condiciones, de gusto, de apreció físico, así el amor particular es un amor ideológico del alma, mas que de la razón porque busca en lo particular lo universal de su procedencia, tal como nuestro siguiente apartado titulado Cefora y Corintios, que aunque son dos seres distintos se encuentran embelesados por la unificación amorosa que los hace descender y ascender, Cefora venus celeste del amor y Corintios rey eterno de la tierra se unen en ese sentido creador de lo amoroso, de lo increíble de lo estético y lo poético, Cefora nos muestra lo universal, Corintos lo particular, Cefora es lo no físico, lo sublime de la contemplación mientras que Corintos es pasión, es deseo, es la carne es el Eros, como la siguiente canción así son Cefora y Corintos: “Como un acorde mágico y despierto al oírlo tocar, soy la esencia de la humanidad. Represento la promiscuidad, de las almas que enferman de paz, represento soy la libertad de tu cuerpo y no cobro con feria, y ahora dime cuanto vale tu alma, y ahora pide dinero o placer, sueñas con curar el cáncer, el sida  puedo saber ya ver. Quiero estar junto a ti y alimentar tu boca, hay veces que el dolor duerme en una canción, y se que moriré de amor decadente lúgubres besos queman en mi. El príncipe de la dulce pena soy y mi sangre alimente tu ser,  la lujuria de mis alas rosa tus pechos y araña tu piel, bebe embriaga tus vicios, decide orgasmos o amor, la única iglesia es la que ilumina y arde el mapa en su cruz. Quiero estar junto a ti y alimentar tu boca, hay veces que el dolor duerme en una canción, y se que moriré de amor decadente, lúgubres besos queman en mi. ¡Oh señor de pena y tristeza, ángel del dulce dolor, bebe el placer de mi boca, ven y hazme el amor.! .” Así son Cefora y Corintos, entrega y placer, lujuria y desdén, amor o realidad, razón o locura. 

CEFORA Y CORINTIOS.
“Tu cuerpo en el mi, objeto de mis deseos, de mis sueños, de lo que soy y lo que fui, de lo que me convertí, en lo que sucedió, en lo que sucederá, a hora se que el amor existe en mi, a hora se que yo soy la luz del cosmos, el amor universal que renace aquí, en la tierra, en este ser llamado hombre, este ser llamado mujer. Cefora y Corintios .”
XOLO XOCHILT

Ágora en flor es el amor, esa bella esencia que colapsa nuestra razón y trastorna nuestros sentidos, pero el sentido amoroso, va más allá del nihilismo del mundo, va más allá de las estructuras lógicas y racionales de la psicología moderna, o de la ardua y escrupulosa temática filosófica, pues hablar sobre esta esencia inconocible para nuestra razón, pero cognoscible para nuestros sentidos, establece una búsqueda lejana pero nunca terminada, pues el amor existe desde antes de la misma escritura y la sistematización de los pensamientos, de igual forma podríamos decir que la lógica del amor están espontánea, tan congruente pero incongruente para nuestra razón, que es por eso que se  contraponen, como todo en la vida del hombre, pues la base fundamental de toda existencia es la dualidad, como si en pero existiera de alguna forma real, esa dualidad, tan mencionado por tantos escritores y filósofos, pues es precisamente por que en medio de esa dualidad existen múltiples posibilidades que nuestra elección se vela y se confunde, y aun que nuestra razón intenta ponerle una forma a lo amorfo de nuestra existencia, las emociones, los sentidos, las sensaciones, nos dictan en pero lo contrario, pues ni todo es todo, ni la nada es lo existente del todo, pues hablar del amor, es hablar de todo un contexto, de lo sentido, de lo vivido, de lo social, de lo cultural, de lo racional que nuestra razón por si misma no puede dar cuentas, pues como nos dice Rosa Pereda. “el amor es muchas cosas, y muchas cosas ha sido. Distinto en las distintas edades de la persona, distinto en los varones y en las mujeres, distinto en las variantes de las diferentes preferencias sexuales y de género. Distinto en las distintas sociedades y distinto a lo largo del tiempo y sus  cambios” [9]Pero al igual que el amor cambia a través del tiempo y el espacio, dirijamos que más que cambiar se adapta a través del tiempo y el contexto que vivimos nosotros los hombres y mujeres de este plante, pues el amor no deja de existir en ninguna época, el amor se fundo con la humanidad y para la humanidad, y a diferencia de todas las cosas que nos rodeen, dentro de ellas existe tan sólo una que nos puede hacer cambiar  y es el amor de pareja. 

Así bien, cuando hablamos del amor de pareja, hablamos de una eterna lucha entre lo que se pretende, lo que se quiere y lo que se obtiene, sin embargo el amor de pareja a diferencia de lo que pueden interpretar los científicos, queda fuera de las aulas y los contextos, de las teorías y los paradigmas, pues hasta los más sabios lo padecen, en Ovidio lo entendemos como el arte de amar, y que es comprendido por él como el equilibrio entre lo femenino y lo masculino, así y en una simple anécdota: “y  lo designa como el auriga,  el conductor  en donde el amor es como el conducto, mientras lo amoroso es el camino, el cochero es el humano, el humano dirige al caballo que es el movimiento amoroso, es entonces que si el auriga dirige al caballo con extrema rudeza, es entonces que el caballo levantara las patas delanteras y tirara al mismo jinete, en cambio si el conductor o auriga suelta demasiado las riendas del caballo este se ira desembocado hacia donde el quiera” así es el amor  de pareja, una eterna búsqueda entre el equilibrio, entre lo que se quiere y se pretende querer.

 Con el amor de pareja surge el control del poder, que es el control de la voluntad, es por ello que mientras lo erótico es lo libre, lo impulsivo, el amor requiere del equilibrio que la pasión y lo erótico no poseen. Es entonces que el amor se vuelca sobre la pareja, los atrae, los separa, los embelesa por ese sentido universal existencial que lo cobija y que en su intento de huida lo envuelve, como la ola furiosa en el mar que abrasa a la arena con su furor meditabundo, así el amor lo envuelve todo, no tanto sin su encanto de lujuria y deseo, pues en la pareja el hombre y la mujer son dos seres que coinciden en el impulso abrasador del gusto, pues el amor surgió innegablemente de lo sensible, de lo tácito y auditivo,  lo sentido, que sólo en el arte se puede expresar con palabras, pues en este sentido exaltatorio, los amantes se convierten en algo que ni ellos conocen y sufren una metamorfosis tasita, en donde lo que antes importaba ya no importa tanto, sin embargo el amor de pareja va pasando por estadios o niveles, que son: lo observable, lo observable y deseable que surge por el gusto, el enamoramiento comparativo, el enamoramiento, el amor, el conflicto, la realización y reconciliaciones que este conlleva, pues sólo así el amor puede subsistir ante la cotidianidad que lo rodea. Es por ello que a continuación en este apartado analizaremos cada uno de los estadios del encanto amoroso en la pareja.







LO OBSERVABLE:
“ Y las sombras se abrieron otra vez y mostraron un cuerpo: tu pelo, otoño espeso, caída de agua solar, tu boca y la blanca disciplina de sus dientes caníbales, prisioneros en llamas, tu piel de pan apenas dorados y tus ojos de azúcar quemada, sitios en donde el tiempo no trascurre, sitios en donde el tiempo no transcurre, valles que sólo mis labios conocen, desfiladero de la luna que asciende a tu garganta entre tus senos, cascada petrificada de la nuca, alta meseta de tu vientre, playa sin fin de tu costado.”[10]
Cuerpo A la vista (Octavio Paz)

Aquí comienza lo observable, que no es observable más que por lo sensitivo, así surge esta filosofía en la pareja que se esta fraguando y aunque ellos se opongan, no importa lo mucho que lo hagan pues si es pareja lo será, lo amoroso, se opone a lo racional, a lo real, a lo lógico, con el amor, nunca se esta seguro de nada, pues el amor odia la seguridad, la certeza, a el le gusta ser observado sin que lo observen, le gusta lo oculto, lo que nadie sabe, le gustan los secretos, esos secretos que van más allá de nuestro estadio conciente, de un ¿Por qué o para que racional? El amor se opone a los contratos, a las conveniencias, a nosotros mismos, nos toma por sorpresa y nos hace crear un mundo aparte, fuera de amigos, fuera de padres, fuera de todo convencimiento, fuera de nosotros mismos. Es en este sentido que lo amoroso y el amor tienen como finalidad algo en común, romper con lo cotidiano de la vida, lo monótono de nuestra existencia y aunque el amor y lo amoroso tienen formas de existencia diferentes, en esto son lo mismo, es por ello que es fácil confundir el enamoramiento con el amor verdadero, así bien, en la pareja el amor y el enamoramiento surgen del gusto, de lo que nos atrae del otro, de lo que no es igual que nosotros y en donde no siempre lo que encontramos es lo que realmente queríamos o esperamos, esto debido a lo que creemos que es real y lo que queremos que sea, estas convencionalidades son aprendidas, trasmitidas por la cultura, la sociedad, la familia y el medio difusión en el que vivimos, es decir el contexto. De igual forma, el amor debe vencer todas estas contrariedades, pues los primeros que se oponen al sentido amoroso son los mismos enamorados, ¿Por qué se oponen? Porque el amor los trastorna, los cambia, los hace hacer cosas que ellos mismos no habían planeado, no deseado del todo conciente, sino inconscientemente y saben que tarde o temprano pagaran la osadía de poner sus vidas en este juego, lo cierto en tal caso es que el amor tiene esa magia, caso contrario del enamoramiento, el enamoramiento es fugas es transitorio, nos atrae por instantes cortos, no enmarca un tiempo sino un contexto indefinido, mientras que el amor, lo perdona todo, lo soporta todo, lo incomoda todo, la soledad, la lejanía, el tiempo, la vida misma, para los enamorados no existe tiempo, cualquier instante es un siglo, cualquier distancia es enorme, cualquier contradicción es una dificultad, para el sentido amoroso, tan sólo basta el momento, el instante, no importa, no mueve, no cambia, no nos causa dolor o pena alguna, si existe en el momento bueno y sino pues no importa, pero aunque las señales son claras aun así  muchas parejas confunden el amor, con el enamoramiento, el amor destruye todo lo que creías, tus creencias, dogmas de fe, y hasta tu misma familiaridad con el mundo, las cosas que antes hacías ya no parecen tan relevantes, ya no son importantes, carecen de valor, pierde sentido la vida.



Es por ello que muchos ponen obstáculos, se ponen barreras enormes para no enamorarse, porque saben que si el amor llega a sus vidas estas ya no volverán a ser como antes, ya no abra un retorno, y si el amor llego a sus vidas y no cambian el amor los destrozara, ara de ellos su peor experimento, su más malévolo plan, para que entiendan y con ello dominar su voluntad, hasta convertirlos en arcilla reblandecida para que así pueda anidar en su ser. Así bien y a diferencia de los animales, el amor es un bien cultural, aparece con la idea de familia, identidad social, de trascendencia genética, es por así decirlo una necesidad, un mal necesario e incomprensible. Es por ello que el amor uniendo lo contrario, pues hombres y mujeres, son seres contrarios, no sólo físicamente, sino ideológica, genética y hasta espiritualmente, pero son estas contradicciones las que más le atraen al amor,  este sentido de diferencia y de negación al mismo tiempo, pues no siempre lo sentido es aceptado al primer instante, y no siempre lo aceptado es lo sentido, así el amor a la primera barrera que se opone o tiene que romper es a nuestra propia cotidianidad individual en donde se enmarcan nuestras clases sociales, prejuicios personales, miedos, dudas y conflictos existenciales y en segundo lugar vencer  nuestra propia negación de lo que sentimos por el otro, es por ello que a los primeros que tiene que vencer el amor es a nosotros mismos y con nosotros a nuestros fantasmas personales, a nuestros demonios existenciales.

Y si el amor logra vencernos a nosotros mismos y en el camino no se confunde y no se pierde entonces ya habremos avanzado mucho, y si por el contrario se confunde y se pierde entonces el rodeo será más largo y agotador, pues  lo que busca el amor es la existencia del otro y nos guste o no nos guste esta enmarcado en nuestro destino, en nuestro quehacer de vida, el amor no nos pregunta, no es que queramos o no queramos, él toma arrebata, lastima y destroza nuestros sentidos, pero a su vez los renueva, los purifica, los resalta a un sentido más puro, más universal, esto me hace recordar lo siguiente, en una ocasión le pregunte a una pareja de recién casados, ¿Qué porque se habían casado? Ellos me contestaron lo siguiente;  “porque a pesar de las dificultades, a pesar de todas las cosas buenas y malas que tuvimos que pasar cuando éramos novios, descubrimos que realmente nos amábamos, que el amor existe, pues fuimos novios como tres años pero después nos separamos por varios meses, en una ocasión yo lo vi a él comprándole llantas a su carro, yo pensé que no me iba a hablar después de todo lo que paso, pero en el momento en que pase junto a él, él me percibió levanto la mirada y pues nos volvimos a enamorar como la primera vez, fue entonces que nos dimos cuenta que en verdad éramos el uno para el otro”. Así bien y fuera de que el amor de pareja sea o no una covencionalidad social o cultural las preguntas del millón de dólares son dos, la primera ¿Existe el amor verdadero y como saber que es ese el verdadero dentro de todas las contradicciones del mundo? Y  dos ¿Existe el amor o tan sólo es una convencionalidad social? Ante tal efecto contradictorio aparentemente podríamos decir que es precisamente por esta incertidumbre hoy mas presente que en otros tiempos o espacios históricos, que se expresa así como una duda metódica o incertidumbre, esto debido precisamente a dos premisas o tesis importantes y que son por un lado el miedo que le produce a esta humanidad (hombres y mujeres) el comprometerse y el fracasar, y dos la incertidumbre que prevalece a través del tiempo y el espacio y que es la del futuro, el ser humano tiende a tenerle miedo a múltiples cosas, por ejemplo a cambiar su vida y equivocarse, ya que al parecer en este mundo tan sólo existen tres perspectivas posible, si, no, o tal vez, así bien la afirmación como la negación de una emoción no son tan problemáticas como un tal vez, pues el tal vez tan sólo expresa la inseguridad y la incertidumbre, y es que el ser humano moderno fuera de la dinastía de géneros, es un ser con grandes incertidumbres y miedos, lleno de complejos y dudas que van desde lo sentimental, hacia lo sexual, de lo sexual, a lo vivido, a lo que se esta viviendo y se esta por vivir, lo cierto es que este sentimiento de temor es muy parecido al sentimiento de muerte. Pues la muerte es el principio de la vida y así sucesivamente, al respecto podríamos decir  que morimos muchas veces de distintas formas, unas muy comunes, otras muy diferentes, pero en donde la muerte esta muy ligada al cambio y en donde también el amor y la sexualidad lo están, ¿Pero que a caso no todos los seres humanos le tienen miedo a los cambios? Sin embargo el dicho nos dice lo siguiente,  perder para ganar, ganar para peder, es el dilema de la eterna contradicción, “ser o no ser” sin embargo, no se deja de ser algo, ese algo que sólo se transforma en el ser en la medida de lo vivido, de lo experimentado, una y otra vez, así la muerte en vida resulta ser un comienzo siempre a nuevas expectativas de vivencia, para que al final el ser humano comprenda, que la razón mas poderosa de su existencia, tal vez fue aquella que perdió o desaprovecho,  en lo emocional pasa lo mismo, el amor se encuentra en la muerte del yo y del otro, y del contexto vivido, pues la muerte es el principio de la vida y por tanto del amor, de aquí que para vivir sea necesario morir, y para amar, es necesario despegarnos de lo que antes nos hacia ser felices, de lo que antes nos producía placer, es por ello que ninguna ciencia por exacta que sea puede determinar la vida, pues la vida es una multiciplicidad de vidas que la componen y por tanto infieres diferentes formas de amor y de muerte que se entrelazan y se mezclan llenando nuestra vida de recuerdos, la primera vez que alguien nos regalo una rosa, la primera emoción que sentimos cuando nos dio un beso, la primera vez que el ser amado nos invito a salir a pasear, la primera vez que alguien nos vio llorar, la primera vez que sentimos celos o ira, la primera vez que nos dio miedo perder a aquella persona que amamos, la primera vez que alguien tuvo intimidad con nosotros, por eso el amor es primario en nuestras vidas, es fundamental, “el amor es como oxigeno, nos ayuda, nos levanta, pero también nos lastima, nos duele” es entonces que nos preguntamos ¿Vale la pena amar? Ante esta respuesta le preguntamos a varias personas y después de varias encuestas la gran mayoría nos dijo que sí, de un 50% que entrevistamos el 25% nos dijeron que no sabían y el otro 15% que dependía mucho de la persona, que si al analizarnos profundamente veíamos que nuestros defectos eran los mismos que el otro, entonces valía la pena porque sus virtudes iban a ser iguales que las nuestras, pero si sus errores eran peores que los nuestros entonces no valía la pena continuar, mientras que el restante 5% nos dijo que el amor no existía y sobre todo ese amor verdadero, lleno de sacrificios y promesas.

Es entonces que nos damos cuenta de que como todo en esta vida tiene un inicio y  un fin, pues en lo amoroso nunca se sabe si se tiene final, ya que no siempre significa un final y un inició, pues el amor es un ir y venir a todos los lados y ninguna dirección concreta, más que la de siempre, romper la cotidianidad que separa y vuelve abierto el mundo de los enamorados, en muchas culturas esto se determina como Karma o destino,  así en el amor no siempre todo comienza con miel y hojuelas, hay noviazgos que a los tres meses ya están discutiendo por tonterías, hay otros que nunca discuten sino hasta el matrimonio, otros que por el contrario discuten porque están inseguros, hay otros que discuten siempre, hay otros que nunca discuten porque nunca hablan de ellos,  lo cierto es, que relaciones perfectas no existen, pues siempre aunque la persona que tengamos enfrente sea maravillosa, sea casí perfecta no siempre lo es, siempre tiene defectos pequeñas cualidades que lo hacen ser lo que es y hay veces que a la persona que más amamos quisiéramos ahorcarla, despedazarla, deshacernos de ellas,  pero no sabemos porque a veces deseamos esto, sólo sabemos que no es así, que vale la pena, que en verdad todo lo malo funda todo lo bueno que hay en ella o en él, ante tal efecto entrevistamos a varias parejas que ya tenían entre 35 y 50 años de casados y todas coincidieron en lo siguiente “no dudo que había veces tanto en el noviazgo como cuando ya estábamos juntos que queríamos separarnos, que ya no queríamos estar junto y hubieron muchas veces que buscábamos cualquier estúpido pretexto para pelear, pero después de todo, valió la pena todo, a hora después de tantas cosas que hemos pasado junto le podemos asegurar que valió la pena” esta respuesta fue precedida de la siguiente pregunta ¿Vale la pena pasar el resto de tu vida con una sola persona? La mayoría de las parejas que entrevistamos coincidieron en que sí valía la pena y que lo volverían a hacer con la misma persona. Así bien y fuera de que el amor sea inentendible, voluble y complicado, podríamos inferir que de igual forma es maravilloso sobre todo los primeros meses o años en los que quieres darle gusto al otro, en los que quieres ganarte su confianza y en donde ambos tanto él como ella se muestran nerviosos, inseguros pero sobre todo receptivos, es decir dispuestos a cambiar, pues el amor no entra si no hay disposición de ambos, aunque ellos diga que no lo esperaban, lo cierto es que esta es una mentira piadosa, lo esperaban y aun más lo deseaban, pues ¿Por qué nos enamoramos de la persona que nos enamoramos y no de otra u otro? ¿Por qué habiendo tantas personas en nuestras vidas conocimos el amor con quien menos nos imaginábamos? O aun mejor o peor ¿Con quien menos queríamos? Al respecto podríamos decir que uno no sale un día por la mañana de su casa dispuesto a enamorarse, tampoco existen píldoras en la farmacia que nos las tomemos y estemos enamorados de por vida de alguien o de la primera o el primero que pase, el amor surge de la observación, de lo que se observa diariamente y que nos ofrece resistencia, de lo que nos evade y muchas veces hasta nos trata mal ¿Por qué? Tal vez es una cuestión patológica en nuestro organismo, después de todo para los científicos el amor es una enfermedad  que afecta tanto nuestro sentido psicológico, como anímico, espiritual, endocrino, altera nuestras neuronas y nuestra conducta, nos produce grandes descargas de adrenalina y endorfinas que equivaldrían a comerse unas 500 tablillas de chocolate en un solo día.  Lo cierto es que la primera impresión que tenemos de algo es lo verdadero y todo lo demás son puras mentiras, la  vista juega un papel importante en el amor, la vista elige, selecciona y decodifica nuestro alrededor, determina lo bueno y lo malo, y en donde no siempre lo bueno es lo mejor, y no siempre lo malo es lo peor,  pues en estas cuestiones sobre lo amoroso no todo es lo que paréese a simple vista, hay veces que nos encontramos con personas que a simple vista son las peores y nos desagradan y después resulta que se convierten en nuestros mejores amigos o amigas, hay personas que por ejemplo se portan de una forma dulce y sublime pero en el fondo son malas, intrigosas y chismosas, hay personas que no son ni una cosa, ni otra sólo están confundidas, hay otras personas que conocen tan bien a la mayoría de personas que según sea la persona así es como se comportan, sea como fuere en el juego del amor, hasta el más astuto casanova cae o la más astuta mujer cae, tal vez porque en el fondo ninguneamos y menospreciamos el poder del amor que barre y trapea con nuestras emociones sin decir agua va, tal vez por eso nos causa tanto enfado emoción, tanto descontrol, pues del amor todo se puede esperar, desde la ilusión hasta la desilusión, desde la realización personal hasta el fracaso.

Pero volvamos al principio, el amor entra de lo observado de lo que vemos pasar y que no nos hace caso, de lo que se nos opone porque nos causa resistencia, es como aquel ejemplo de los zapatos que tanto nos gustan en el aparador que cada vez que pasamos nos decimos a nosotros mismos tendrán que ser míos,  así nos la pasamos un buen rato, y cuando llevamos dinero no llevamos tiempo y cuando llevamos tiempo no llevamos dinero, total que el día que los compramos hay andamos cuidándolos para que nada les pase, los limpiamos, los pulimos, no queremos que nada los dañe o los lastime, pero después de varios meses con ellos ya estamos pensando cambiarlos por otros mejores, el amor tal vez no es tan banal como el ejemplo anterior de los zapatos, en cambio el enamoramiento si lo es, el amor es más duradero, vence tiempo y espacio, traspasa obstáculos y en este vencerlo todo esta claro que el amor fue el causante de esas época de príncipes encantados que tenían que vencer dragones y brujas para obtener a la mujer amada, a la doncella que era el reflejo de la candidez y la pureza.

Sin embargo en nuestra época moderna ese sentido de cuentos  quedo a tras,  pues ahora es un tabú imaginario en el cual  toda vía pese a la modernidad existen  mujeres que esperan sino el príncipe azul de los cuentos, si alguien que las entienda, que las comprenda, que las halague,  con quien contar en momentos difíciles, aunque como dicen los muchachos preferible entender a Dios o al Diablo que a una mujer por buena y bonita que esta sea, en efecto, tal vez hombres y mujeres nada más deberían juntarse para concebir hijos, tal vez el escritor que redacto que los hombres eran de Marte y las mujeres eran de venus tenía mucha razón, en decir que hombres y mujeres son especies distintas, son seres que necesitándose tanto se odian, y amándose tanto se necesitan,  ya que ambos aun que tan diferentes; ellos con su fútbol, sus cervezas, sus amigos, sus noviazgos fugases y sin compromisos y ellas con el miedo a perder su libertad y llenarse de hijos, con sus novelas, sus revistas baratas de moda y sus tejidos de trutru no son tan diferentes después de todo, pues lo que los une es ese extraño sentimiento que alguna vez llega a nuestra vida llamado amor, así bien la pareja comienza a gustarse por los ojos, después viene el olfato, las sensaciones, los sentidos, las emociones, los recuerdos y los instantes y termina volviéndose una adicción necesaria para nuestras vidas. 

Así el noviazgo comienza algunas veces sin decir nada, otras diciéndolo todo, otras que ni se sabe como comenzó el romance, en tal caso podríamos decir que todas las parejas tienen su pequeña historia de amor, desde la conquista hasta el sublime elixir del deseo, de la pasión hasta el éxtasis del orgasmo y la sensualidad de lo erótico, de las caricias a la penetración, todo en una sintonía infinita de dulzura, rabia, pasión, celos, etc pues el amor es como el telón de una gran obra de arte que se esta día a día subdibujando y desdibujándose en nuestra memoria vivencial. Sin embargo ¿Cómo se sabe que una relación amoroso va a funcionar? Esta pregunta que a simple vista suena tan compleja resulta por ende fácil, pues se sabe si una relación amorosa va a funcionar, cuando después del sexo existen sentimientos, pues siendo claros lo primero que utiliza el amor es lo físico, el deseo, el gusto, la atracción física, lo puramente carnal, ya sea consiente o inconsciente, así bien si el amor traspasa esa primera etapa del gusto físico, se convierte en amor emocional, es decir se mezclan vivencias, gustos, deseos en común, así el amor logra traspasar su tercera barrera y que es lo momentáneo, lo físico.
Y es en esta etapa en donde lo amoroso cambia, se vuelve más de pertenencia, más de posesión,  relegando así a la vida el estado de cotidianidad, de aquí que la relación sexual que para las parejas es un triunfo, para el amor sólo es la entrada al máximo de los retos y que es el cambio psicológico, pues si antes bastaba un día para los enamorados a hora el mismo amor les exige más que las salidas todos los domingos o días de descanso, y las horas intermitentes, es entonces que comienzan los problemas, pues al ya ser poseedores de la persona amada el interés como que se pierde un poco, es así que la pareja comienza en ese tira y afloja, de unos días estar bien y otros estar mal,  es cuando muchas parejas se piden tiempo o buscan cualquier pretexto para literalmente deshacerse del otro,  si ante tal efecto contradictorio, los dos siguen buscándose y sienten que él otro es necesidad básica en su vida, entonces podríamos decir que es cuando en verdad surge el verdadera amor, el amor guerrero no el de los meloso y romántico poetas, ni tampoco el amor tonto e infantil que nos educaron las novelas de las abuelitas y  los escritos que hablan sobre amor, sino el amor que puede vencer todas las barreras, al respecto nos preguntamos  ¿Qué pasa si no es así? ¿Si el amor no vence? Entonces nos encontramos con la perdida, la perdida amorosa que es igual que el duelo que se experimenta con la perdida de un ser querido que muere.
Esta perdida amorosa por banal o transitoria que parezca nos produce un dolor espiritual cuando se presenta,  este estadio de muerte transitoria en nosotros mismos, se puede traducir como la soledad, el regreso a estar solos es lo que más nos da miedo de la perdida amorosa, de lo que ya no esta y que es deseado, no por su presencia tan sólo sino por  necesidad en nuestras vidas, pues sólo lo amado nos causa necesidad, esto por el sentido de extrañarse, sólo lo amado se extraña, no se puede extrañar lo que no se ama, es entonces, que nos damos cuenta que la muerte física no es para nada igual a la perdida o muerte amorosa, la perdida amorosa es la identificación de nosotros con el otro, con el daño que este  o esta causa cuando ya no esta, y que se traduce en un dolor intenso en nuestro corazón físico y esa sensación de derrota que no desaparece hasta buscar lo amado, pues es por este sentir que se le representa al amor con el símbolo emblemático del corazón, que representa la conjunción de dos seres, la mitad de nuestra unidad real, es entonces que la persona afectada por el amor pasa por varias etapas o estadios, primero la incredulidad ¿Cómo, no es cierto, el o ella toda vía me aman? ¿No puede dejarme? ¿Se va a acordar de mi? ¿Me va a extrañar? Como si el ser humano fuera indispensable y con cierta egolatría y posesión del otro hablamos de él o ella como si aun estuviera con nosotros, pues nos damos cuenta que en vedad es indispensable para nosotros.
Pero esta perdida es útil para el amor, pues así los enamorados logran comprender que en verdad se amaba lo perdido, esto por el hecho de ser insustituible, de aquí que para el amor sea  preciso saber perder para esperar a ganar, el amor no se da por derrotado y sigue luchando, pese a las mismas contradicciones de los mismos sujetos.

Después de la no aceptación el sujeto pasa por otro estadio y que se llama ira, la ira no es odio simplemente, es un momento de consolación ante el objeto amado, una medida desesperada del sujeto para culpar al otro y descargar todo el miedo que le produce la perdida y la aceptación propia del error, pues el egoísmo del ser humano es la primera barrera real que tiene que vencer el amor, a si los enamorados dicen ¿Maldito o maldita pero me las vas a pagar? ¿No me supiste comprender pero a hora me voy a conseguir a alguien mejor que tu que si sepa valorarme? ¿Ni que fueras insustituible hay otras o otros que me ruegan? ¿Te voy a olvidar? Etc, el coraje de la perdida es nuestra confrontación ante lo evidente “que estamos enamorados” después de la ira, viene la parte de la resignación y con esta llega la valoración real del otro, la realidad confrontante de lo vivido en la pareja y por tanto la reflexión de uno mismo, es entonces que nos decimos a nosotros mismos nuestros errores como por ejemplo los siguiente:  “si yo lo deje solo(a) mucho tiempo” “si yo lo dejaba por mi trabajo” “más de una vez me rogó y me pidió que cambiara pero yo no le hice caso” “el o ella realizo muchas cosas por mi y yo fui la culpable o él culpable nunca lo valore realmente” después de este estadio de perdón callado ante uno mismo, viene la recuperación y la búsqueda del amor,  es entonces que nos decimos a nosotros mismos ¿Pero voy a ser todo lo posible por demostrarle que he cambiado? ¿Si, voy a hablar con él o con ella y así todas las cosas se arreglaran porque se que aun me ama? ¿Voy a luchar por él o ella? Es entonces que la perdida se convierte en un estimulo para poder volverlo a intentar, es entonces que el sujeto pasa nuevamente por la búsqueda, pero esta vez no como en el primer acercamiento que tuvo con el amor, sino con el convencimiento de poderlo recuperar, a esto se le llama reconciliación y si no se logra esta reconciliación el sujeto cae en una depresión profunda en donde busca sanar ese dolor y vació con  enamoramiento fugases y casi siempre fallidos, pues se busca con ello olvidar a aquello que en realidad se amaba.

EL ENAMORAMIENTO COMPARATIVO.
 Entonces vienen las comparaciones metodologícas y casi la gran mayoría de vez gana la razón, “si ella es buena pero no se paréese a mi ex” “si el es un chavo bien lindo, pero yo sigo pensando y sintiendo al otro” sólo y sólo si el otro logra superar las virtudes, los detalles, la paciencia del otro y logra borrar o mejorar ese sentir es que se puede establecer el vinculo amoroso, pero si no es así, siempre queda el “no te pareces a” o la duda metodologica que tarde o temprano dañara la relación, empero y mediante los enamoramientos comparativos podemos darnos cuenta que el amor verdadero si existe en tanto que sólo llega una vez a nuestras vidas, y todos los demás son para olvidar al primero que si fue en verdad amor, es entonces que nos preguntamos ¿Cómo poder saber que en verdad sea encontrado el amor verdadero? Y aun más si ya se han tenido desilusiones amorosas ¿Cómo se puede saber que en verdad este amor que esta enfrente de nosotros es el real? Es por medio de los enamoramientos comparativos que nos damos cuenta precisamente de esto, pues sólo es a través de las desilusiones, que nos llevan a lo largo de nuestra vida que podemos comparar el amor verdadero, de los amoríos pasajeros, de los amores ilusorios, así bien y como ya hemos mencionado el amor es una convencionalidad social, que por ende antecede a una antropología e historia vivencial de costumbres, reglas moral e ideas que lo antecedieron es entonces que nos preguntamos sobre estas cuestiones normativas si ¿Existe realmente el amor verdadero o tan sólo es un supuesto cultural? Así bien, antes de negar o aceptar este supuesto teórico, podríamos decir que el amor es una esencia básicamente instintiva del ser humano, un instinto que se determina por buscar lo mejor, sin embargo esta búsqueda se a trastocado con el tiempo y el espacio, esto provocado por la misma cultura que al  ir pasando por este  devenir a situado al hombre moderno en un querer ser y en un no querer ser, de aquí que sea el mismo hombre el que a puesto estos supuestos culturales, tales como el amor, el miedo a la muerte, a lo desconocido etc. Pero fuera de que esto sea o no un convencionalismo social, cultural e invención del hombre, es preciso comprender que lo emocional que surge desde nuestro aspecto instintivo  no fue creado por el hombre, lo emocional se nos escapa de nuestros constructos masificados y globales, de este mundo construido perse por nosotros mismos, es por ello que entonces determinamos que el amor no es un constructo creado por el hombre sino mejor dicho algo que surgió de manera espontánea de su ser evolutivo y que a través de esa evolución involutiva fue dotado como él mismo hombre de virtudes y de reglas que lo determinaron  como un supuesto cultural.

De igual forma y perse a que este sea o no un supuesto cultural, si podríamos afirmar hasta aquí que el amor surge de los enamoramientos fallidos, de estos enamoramientos comparativos en donde el estadio de la muerte juega un papel importante, ya que de la perdida y el manejo de esta misma depende de la propia identidad de uno mismo, pues en esto el  ser humano deja de ser para padecer, ¿Qué padece? La perdida  de lo encontrado y perdido, es por ello que comenzamos a desmitifica o a clarificar esta idea que al parecer hasta aquí suena banal, pues el amor al igual que la muerte y lo erótico o sexual son cuestiones fundamentales en la vida de cualquier ser humano, pues son el motor de todo lo que se crea, se afirma o se niega es por ello que suponemos  que todas las parejas pasan de estadio de muerte o perdida o estadios de vida y reconciliación, ante esto  podríamos decir  que la muerte o los problemas de la desilusión son los por menores del amor, pues el amor siempre es causa de miedo, de inseguridad, de temor, de sabernos viviente, y por tanto existente, arrojado ante un mundo que desconoce y en el cual, sus emociones juegan todo el papel de lo que somos en sí mismos como humanos, es por ello que la esencia del amor es ese sentido melancolía que establece sus patrones  de conducta en un devenir fractalico y agobiante, que gira en espiral, dejando los pedruscos del recuerdo tirado sobre la estancia ilusoria de un instante tácito y cotidiano que en algún punto del destino filtro su empatica  mirada con el gusto y la observación consecutiva, como si en, este mórbido éxtasis algo de realidad preexistente se escapara conectándonos  de alguna forma el destino, a nuestro pasado y nuestro presente, es aquí en entonces, en esta lúgubre atmósfera que se extiende lo sublime, lo que en poesía y frase estética engendra su belleza en la escritura que va más allá de las mismas palabras, pues tan sólo son el envasé vació de aquellas emociones que intentamos descifrar, y que se encuentran enclaustrada a las fibras sensitivas de la vida, de nuestra propia y particular esencia.
 Es entonces que nuestra relación caótica establece un futuro, destino, deseo, placer y muerte que nos confunde, llevándonos al limite de nuestras emociones, en donde aquel sentimiento viejo nos conduce a buscar entre los poetas castellanos, Alemanes y Franceses del siglo XVIII y del siglo XIX algo que nos identifique con este sentimiento romántico casi perdido por nuestro mundo moderno, tan compulsivo y falto de  imaginario, así el amor busca en el romanticismo algo que nos devuelva nuestra pero humanidad que por ser  humanista no deja de ser real, que por ser dramático no deja de ser burlesco y que en  especial belleza plasma todo el  abrumador mundo del amor occidental y oriental en el cual nos encontramos con extraordinarios relatos novelísticos, como por ejemplo las novelas clásicas de: Ana Karenina, novel rusa, Madame de Bovadiure, novela francesa, Lady Godyba, novela Alemana, La dama de las Camelias novela española,  o aún la vida de Isabela Católica reina de Inglaterra,  o los clásicos de Shakespiare como son, Romeo y Julieta, Hamblet, Otelo en los cuales se encuentra ese toque de sensualidad puritano y romántico, pero a su vez el sentimiento sexual escondido y lo erótico que trastabillea entre su paginas, colapsado así  por la desventura, por la situacionalidad, por el contexto social y la cotidianidad, es entonces nos damos cuenta que en este mundo actual, el amor tomo un rumbo de telemarketin, de cliché televisivo, de pasajero y momentáneo que nos condujo a realizarnos la siguiente pregunta ¿Puede preexistir el amor verdadero  en está realidad globalizada y masificada en donde todo es desechable? Difícil respuesta, pues podríamos decir que en la literatura y en la música cotidiana que establece este mundo de lo amoroso y lo amatorio, deja mucho que desear, pues aunque el mercado musical por ejemplo invade con su escándalo y estruendo sobre el amor,  la decepción y su esencia pasajera, la poesía lo acompaña con ese desanimo que hoy se vive en la vanguardia literaria, en donde se le privilegia al divorcio más que al rencuentro, más que a la aceptación del otro tal como es, sin querer cambiarlo. Pero la poesía aun busca dementemente ese elixir llamado amor, amor e imaginación que se funden y que mejor que una poesía para comprenderlo:


“Yo soy el rayo, la dulce brisa;
lágrima ardiente, fresca sonrisa;
flor peregrina, rama tronchada
yo soy quien vibra, flecha acerada.
Hay en mi esencia, como en las flores,
De mil perfumes suaves vapores,
Y su fragancia fascinadora
Trastorna el alma de quien adora.
Yo mis aromas doquier prodigó
Y el más horrible dolor mitigo
Y en grato, dulce, tierno delirio
Cambio el más duro, cruel martirio.

¡Ah!, yo encadeno los corazones
mas son de flores los eslabones;
navego por los mares,
voy por el viento;
alejo los pesares del pensamiento.

Yo dicha o pena
Reparto a los mortales
Con faz serena.
Poder terrible que en mis antojos
Brota sonrisas o brota enojos,
Poder que abrasa un alma helada,
Si airado vibro flecha acerada.
Doy las dulces sonrisas
A las hermosas,
Coloro sus mejillas
De nieve y rosas;
Humedezco sus labios
Y sus miradas
Hago prometer dichas
No imaginadas.
Yo hago amable el reposo,
Grato, halagüeño,
O alejo de los seres
El dulce sueño.
Todo a mi poderío
Rinde homenaje,.
Todos a mi corona
Dan vasallaje.
Soy amor, rey del mundo,
Niña tirana:
Ámame, y tu la reina
Serás mañana.”[11]



En esta poesía Gustavo Adolfo Bécquer describe perfectamente lo que es el amor, el amor es el rey del mundo y a él le concierne todo, y aunque la poesía castellana a cambiado desde el tiempo de Bécquer a nuestros días existe algo que aun en los tiempos modernos, nuestra movilidad estrepitosa y nuestra desilusión amorosa no a logrado cambiar y que es ese sentido de necesidad hacia lo amoroso, ya que y pese a que no existen palabras tan rebuscadas y retumbantes como en el tiempo de Bécquer el amor continua expresando ese sentimiento de necesidad y para muestra basta un botón pero a hora en la música moderna en donde nos encontramos ese sentimiento de necesidad y de aceptación que queremos describir:

“Desde que llegaste,
no me quema el frío,
me hierve la sangre
oigo mis latidos.
Desde que llegaste,
Ser feliz es mi vicio,
Contemplar la luna,
 mi mejor oficio.
Coro:
No te prometo amor eterno, porque no puedo,
Soy tripulante de una nube aventurero,
Un cazador de mariposas cuando te veo.
Y he resumido en tres palabras, cuanto te quiero.
Desde que llegaste nada esta podrido,
Se marcho la duda, me abrazo un suspiro.
Desde que llegaste no hay mejor motivo para despertarme para sentirme vivo.
Coro:
No te prometo amor eterno, porque no puedo,
Soy tripulante de una nube aventurero,
Un cazador de mariposas cuando te veo.
Y he resumido en tres palabras, cuanto te quiero.” [12]


45
 
Desde este sentido nos damos cuenta que el amor moderno no pretende lo eterno, no pretende lo duradero, sino que esta expuesto a lo que pueda pasar, el temor del futuro se hace presente en nuestras vidas, tal ves por ese sentido de inseguridad que nos promueve el mismo mundo, la misma situacionalidad que vivimos. Es por ello que nos damos cuenta que el  amor  moderno tiene que lidear con otro problema y que es el futuro, ante este futuro que le queda al hombre y a la mujer más que esperar y perdona, y creer ciegamente en el amor, pues si por algo no funcionan los enamoramientos modernos, no es porque no amen, sino porque aman sin fe, sin querer establecer un vinculo más subjetivo menos razonado, pues el modernismo modernos nos a conducido a querer o creer que todo lo debemos obtener mediante una tabulación rigurosa de nuestra vida, es decir, como si la vida tuviera estatutos o apartados y tiempos, así el amor lo queremos acomodar entre la adquisición de bienes y la superación personas, es entonces que le ponemos trabas tales como “a hora que tenga mi casa si me enamoro”, “ahora que ya tenga tranquilidad y estabilidad si me caso”  etc. Este problema a llevado al ser humano a una incredulidad ante el efecto del amor, ya las parejas tanto hombres como mujeres no creen tanto en él como un bien de cambio, y existen muchos jóvenes que prefieren pasarse el resto de su vida con sus padres que arriesgarse a tener su propio hogar, otros por el contrario se conforman con aventuras pasajeras, un departamento para ellos solos y un trabajo estable que les redituable sus gasto, es por ello que se sugestionan a sí mismos diciendo lo siguiente “si contrabajos me mantengo yo sólo para que quiero mantener a alguien más, son puros problemas” pero la relación de pareja es una unificación en todos los aspectos y como dice el dicho “dos cabezas piensan mejor que una”.


 
 




[1] Octavio Paz. El laberinto de la soledad  Editorial Fondo de cultura económica. Apéndice la dialéctica de la soledad  segunda edición. pagina 211.
[2] DICCIONARIO LAROUSSE  ILUSTRADO.
[3] Memorias dela historia. Yo Sade. Autor Rafael Conte. Editorial planeta. Edición 1990 pagina 15
[4] Locus cita. De los diálogos de Platón, pagina 641. dialogo sobre Fedro o del amor editorial porrúa
[5] Octavio paz. EL LABERINTO DE LA SOLEDAD. Editorial fondo de cultura económica. Paginas 219-220
[6] Friedrich Nietzsche. Obras selectas el anticristo.
[7] Herbert Marcuse “Eros y civilización”
[8] IDEM
[9] Rosa Pereda. El amor: Una Historia Universal. Editorial ESPASA edición 2001. pagina 14
[10] Octavio Paz. LIBERTAD BAJO PALABRA Obra poética (1935-1957) Editorial letras mexicanas. Fondo de cultura económica. Tercera reimpresión 2003. pagina 118.
[11] GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER. RIMAS NARRACIONES Y LEYENDAS. EDITORIAL MEXICANOS UNIDOS. EDICIÓN 2002 PAGINAS 74,75,76.
[12] Canción pop titulada Desde que llegaste.