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martes, 13 de agosto de 2013

CONCLUCION

EL RECUENTO DE LOS DAÑOS
A manera de conclusión de este libro, podríamos decir, que este fue uno de los libros que más trabajo me costo escribir, no sólo porque los temas en sí mismos son complicados, sino porque son profundos e insondables, y en donde muchos filósofos, psicologías y teóricos hemos escrito y de los cuales pocos logramos entender por completo de igual forma podríamos  decir que  la tarea del amor no es nada fácil, como no lo fue destruir esa condición sensible de la ciencia llamada subjetividad, pero he dicho que es,  una tarea difícil más no imposible,  pues el hombre moderno en verdad esta fastidiado de su propia existencia y busca encarecidamente que lo salven, que lo rediman, suplicando una nueva renovación de su propia existencia, he aquí nuestro punto de partida pues esto, que el hombre busca son los principios fundamentales de todo la existencia humana, reducidos aquí en tres principios fundamentales ( FILOS, EROS Y TANATOS) amor, sexo y muerte.

Y en donde el amor puede ser el paraíso terrenal para algunos o un gran infierno para otros, lo cierto es que las artes amatorias siempre resultan inverosímiles y contradictorias, incomprensible ante los ojos de los más estudiosos médicos de psicología, sin embargo, podríamos acotar que “puesto que es manifiesto que no hay nada en nosotros que sea verdaderamente nuestro y que dependa totalmente de nuestra potestad sino solamente el amor, en consecuencia nuestro tesoro, todo nuestro bien, es el buen amor y todo nuestro mal es el amor malo. Pues como nada tenemos que sea verdaderamente nuestro salvo el amor, si el amor no es bueno, nada de lo que tengamos será bueno, y si nuestro amor es bueno cualquier cosa que tengamos será buena[1] de aquí que distinguimos que la posición ante la ciencia moderna que  intente predecir que el amor es una enfermedad casi compulsiva y contradictoria, el amor en muchos casos puede ser lo más imperioso de la vida del hombre moderno, y tal vez esta sea la cura de tanta bajeza humana, esto me recuerda lo siguiente;  en cierta ocasión una mujer de 36 años me afirmaba que ella ya no creía en el amor, y que después de 2 divorcios y 3 hijos se seguía sintiendo igual de sola que antes, y que el amor ya no era necesario en su existencia, un año después me la encontré en un centro comercial, iba de la mano de su tercer marido, toda embelesada que ni voltio a mirarme, entonces descubrí que esta negación es implícita en los románticos y que nunca debemos decir nunca, pues siempre existe una tal vez en el que nuestro yo nos ha de traicionar, de aquí lo siguiente,  no es posible escapar de las garras voraces del amor y la seducción, pues el estado  intoxicante que siempre nos provoca es irremediable, es un deleita, es placer sublime, es el  ágora de nuestros sentidos y emociones, y aun que nuestra razón se ofusque ante tremendo choque, el amor siempre colapsa nuestras vidas, tan llenas de censura, tan llenas de fragilidad, pues el estado amoroso somete no solo  nuestra razón sino a nuestra agotada conciencia, que no vacila ni un instante en dejarse seducir, por aquel exquisito perfume, de dolor, miedo y emoción llamado “amor” pero el amor es mas que un choc en nuestra conciencia, es un impulso eléctrico de vitalidad que nos devuelve la vida, “el amor es lo más importante de todo, es la puerta de oro al paraíso. Pide comprensión del amor y medítalo a diario. Destierra el temor; es el cumplimiento de toda la ley; cubre una multitud de pecados y es absolutamente invencible[2] y es este sentimiento el único que reanima  en el alma del hombre como una esencia universal y única.

 Sublimidad, que no  puede faltar en el ensueño, que es aquel que nos levanta y nos hace volar hasta tomar de la manos de la muerte la copa  y el néctar del dolor, que sólo el amor nos puede brindar, de aquí surge lo siguiente, empero, siempre buscamos lo que nos hace falta aquello que “no nos mata pero que nos fortalece” pues la fortaleza es vital  para nuestra existencia, y el amor, con todo y  su vitalidad dolorosa nos hace más fuerte,  pues somos  empero masoquistas, nos gusta sufrir, amamos dolernos y gozamos al dolernos, pues sabemos que el dolernos nos hacemos más fuertes, entonces me pregunto ¿vale la pena dejarlo todo por el amor? Entonces yo misma me respondo, que sí, en verdad vale la pena luchar, por lo que queremos, pues ¿Qué cosa en esta realidad no se ha hecho por amor?¿o por su la pasión que nos causa el actuar o el crear? Pues el amor tiene múltiples manifestaciones que van desde lo más terreno hasta lo más sublime. Pero el amor no sólo dolor, pues así como múltiple así es como diferenciado, dentro de estos parámetros podríamos decir que existen siete clases de amor completamente distintos, de los cuales se abre un abanico de posibilidades distintas de amor,  y en donde hasta a horita hemos analizado, el amor de pareja, el amor filial, el amor universal, y el amor platónico pero en donde la clasificación aun no concluye, pues el amor puede ser:

1.-AMOR INDIVIDUAL: Es aquel que se tiene uno mismo.
2.-AMOR FRATERNAL.- Es aquel que se le tiene a los amigos.
3.-AMOR  PAREJA: Es aquel que se le tiene a un individuo especifico, pero de  forma distinta o con fines distintos que el amor fraternal.
4.-AMOR FILIAL: Es aquel que se le tienen a los hijos y que tiene un fin menos    físico más espiritual  que el amor de pareja.
5.-AMOR PLATÓNICO: Es el que se tiene por un ideal, (cosa, persona o entidad)   y que se ve como un imposible.
7.-AMOR UNIVERSAL: Es aquel que en forma global, manifiesta todas las clases anteriores de amor, el amor universal no tiene una finalidad, sino todas a su vez, preexisten en el tiempo y el espacio por su actuar y dar.

Al respecto podríamos decir lo siguiente, el amor como vemos guarda más en su esencia que en su existencialidad, de igual forma el amor no sólo es dolor, pues el amor es un dar y si fuera algo que nos pesa dar entonces o no es amor, o no es dar, pues el dar es algo que no tiene parámetros, no puedes estar midiéndose lo que se da, pues la dadiva es más que un sentirme bien conmigo mismo, es sentirme en paz con el universo, de igual forma el amor al igual que él dar no son egoístas, no esperan recompensa alguna, pues si fuese así entonces no serian universales, sino que ya tendrían un parámetro de limitación por tanto el amor no es dolor.

Sin embargo,  tenemos la insana idea, de que si uno no se duele por amor, entonces no ama, sin embargo esto nos  lo han trasmitido las novelas románticas de estilo trágico “HAMBLETT, ROMEO Y JULIETA, CALISTO Y MELIBEA DE LA CELESTINA”  entonces procedemos a flagelar nuestra alma, ha cuestionar el amor y a sopesarlo con la incredulidad de la razón, entonces el amor entra irremediable mente en un estado de confusión, pues la razón y el corazón buscan constantemente  equilibrar esa agotadora batalla, que sin duda la ganara con mayor rapidez la razón,  pero cuando no es así,  y el corazón gana entonces la monotoneidad aparece y mata al corazón, lo fulmina, pues esta, la monotoneidad es la arma más difícil de vencer para el amor, lo monótono no es espontáneo caréese por tanto de sensibilidad entonces, pasa hacer poco creativo el amor, y es obvio que el “arte amatoria” es eso un arte, un fascinante juego que a todos por perspicacia  consecuente nos gusta jugar, este aparente juego entre el amor y la razón, no podía estar sola, y no porque a mi en lo personal me gusten las trinidades, sino por el sólo hecho de la seducción, pero que es lo ¿seductor de este juego? Lo seductor en tal caso de este juego no es el juego mismo, sino lo implícito de el, la malicia de saber que lo que amamos es inalcanzable o esta lejos, entre más lejos este de nosotros mayor será el efecto de posesión, entre más imposible se vuelva el amor, más lo deseamos, y esto no por que así sea, sino porque así nos ha predeterminado la cultura, pues si el amor estuviera en las tiendas departamentales  pues, entonces no sería inverosímil a nuestra cordura y conducta racional, pues si hay enfermedad entonces abría cura, pero la cura para el dolor de esta humanidad incrédula no se vende por desgracia en las farmacias, más este dolor no es producto del amor, sino de lo opuesto, de la falta de él como principio mismo del hombre y necesario para su existencia, y creo que hoy más que nunca el ser humano esta desesperado por conocerlo, por saber lo que se siente amar, y amar en serio,  pues el verdadero amor, no es pasajero, no es de un rato y ya, el verdadero amor se divide como ya mencionamos en dos largos y complicados caminos, el amor universas y el amor particular, ambos son la cara de una misma moneda, y ambos causa el mismo efecto, casi misericordioso  y doloroso, pues el amor es piadoso, pero así como es humilde así es un guerrero que en pos de la felicidad nos destrozara irremediablemente si no lo sabemos manejar,  y así como dice Ovidio en su libro sobre “el arte de amar,  el amor es un carro romano, que si no lo sabemos manejar, tarde o temprano nos destrozara” pues el amor se ama a sí mismo, y no permite más Dios que si mismo, he aquí la revelación primera del amor, es dolor pero vale la pena amar, ¿por qué? Porque solo así nos reconocemos como humanos, pues sólo amando damos y sacamos lo mejor de nosotros mismos, las cualidades y virtudes que muchas veces no vemos de los demás. De igual forma, el amor parece la magia suficiente que determina nuestra existencia,  esta existencia que en plena rebeldía tarde o temprano se doblega ante este irremediable guerrero, que no pide nada y que aparece cuando menos no lo esperamos, pues el  amor  no se busca, el amor llega a la vida, a nuestra vida sin presta invitación,  y suele ablandar hasta el corazón más fiero,  de aquí la historia por ejemplo de Scheresada de las mil y una noches, o el bellísimo  cuento de Juan sin miedo, en donde lo único que ablando su valiente corazón fue el amor, y aunque no lo creamos el amor esta presente en todo nuestro alrededor, en la sinfonía de alguno compositor, en la bombilla eléctrica, en la pantalla cinematográfica, en las películas que vemos a diario, en la vida real, en las plantas, en el aire, en todo lo que nos rodea, pues hasta la mas docta ciencia no podría haber sido engendrada si esta pasión que solo lo amado puede producir en nosotros, para el amor no existen imposibles, todo es posible y es la mas gran de fuerza, pues es este la potencia de nuestros sentidos. En muchos textos se suscribe que el “amor es ciego” pero esto no es cierto, el  estado amoroso, es un estado de desvelo, si de desconcierto en donde nuestros sentidos y sentimientos están al 100%   olemos mejor, vemos mejor, disfrutamos mejor las cosas de nuestro propio entorno visual, de aquí que el estado amoroso, sea no un nublarse de la conciencia, sino todo lo contrario es un despertar, de aquí nace lo siguiente entonces, si el amor es un oler bien u ver bien entonces ¿por qué nos equivocamos al decidir pareja? Si el amor es tan hábil,  nos equivocamos, porque no sabemos manejar nuestras emociones, si en verdad  no nos conocemos, por eso es que nos equivocamos, porque el hombre moderno, con toda su tecnología y tratando de conocer la infinitud del cosmos toda vía no se conoce a sí mismo,  por eso nos equivocamos, porque buscamos y nunca nos hemos preguntado  ¿qué es lo que en realidad buscamos? Pues si en un estado de razón supiésemos que es lo que busca nuestro ser, en el otro, entonces no erraríamos. Por otro lado, cuando sabemos lo que buscamos, y lo encontramos, resulta ser que como en el cuento anterior, lo dejamos ir, por el sólo hecho de sentirnos inferiores, de sentir que aquello que encontramos es inalcanzable, entonces decidimos renunciar y conformarnos con otra cosa, en esta etapa  el hombre o la mujer entran en una doble confusión  espiritual  por un lado lo que ellos sientes que es verdadero, por el otro lado lo que ellos quieren y que es inalcanzable y por otro la duda metódica de la razón que sustenta aquello que es inalcanzable y que nos dictamina tener precaución, pero esta confusión no es más que la prueba para saber si lo  en realidad estamos o no estamos enamorados, y si podemos enfrentar este  sentimiento confuso entonces, el amor se prueba a si mismo y nos da cuenta entonces que con la satisfacción de seguir luchando, podremos vencer cualquier adversidad, por difícil que parezca, pues como ya lo sustente en este trabajo, si es amor verdadero, entonces no tendrá dificultad alguna pues todo lo podrá vencer, sin embargo las parejas modernas son cobardes, cobardes pues le temen al dolor que produce lo amado.

Pero ¿Porque le temen al amor? le tenemos miedo al amor, por el hecho indudable de temerle a nuestra propia soledad, pues cuando nos enamoramos ponemos toda nuestra confianza en el otro, ya no es nuestra individual existencia y lo que acontezca, sino la compartida existencia que requiere de constante comunicación y cuidado, de aquí que lo obtenido nunca será nuestro, pues cuando ya lo tenemos, cuando lo poseemos cuando lo creemos nuestro siempre esta el mañana, y con él el saber que si no lo cuidamos lo perderemos y el perderlo significa perderlo para siempre.

De aquí que el sentido amatorio,  dentro de todo este juego seductor guarde su parte de disciplina y seriedad, pues lo amado es serio,  ante esto podríamos decir que el amor es el juego más serio que exista, pues en otros juegos se vale perder pues sabes que aún con ello viviera, pero en el juego del amor, perder significa dolerse y por tanto sufrir,  lo cierto es que hoy amar es lo más costoso, es invaluable como las obras de arte, no tiene preció, hoy encontrar un amor verdadero y duradero resulta casi estoico, y hasta cierto grado imposible,  y esto no porque no existe empero el amor, sino porque todos queremos que sede y como nosotros queremos que sea, no como es, forzamos las cosas, queremos enamorarnos de quien nosotros queremos y no de quien nos toca amar, no esperamos con paciencia, pues siempre nos estamos adelantando, de aquí que el amor no pueda entrar en nuestras vidas, pues el amor por sí mismo es espontáneo, no le gusta la predisposición  y aborrece de entero la predisposición, al respecto no habría un ensayo completo si no contempláramos a la poesía como parte de este “arete filos” que se desenvuelve en nuestra existencia de aquí lo siguiente: La poesía al igual que la música y la imaginación desempeñan un papel crucial dentro de las artes amatorias, los versos, las palabras el leguaje desempeña algo fundamental en todo esta parafernalia de seducción, este arte es especifico de cualquier especie, el arte del lenguaje tiene que ver no sólo con las palabras, sino con toda acción  y reacción que se desprenda de este, de aquí que al igual que las aves  multicolores, al igual que todos los animales de este reino llamado tierra, el hombre a determinado que el lenguaje visual, el lenguaje escrito y sensitivo ocupa un primer plano en el cortejo amoroso pues este implica lo placentero, lo agradable, pero también lo que nos causa incertidumbre.

De igual forma podemos ver claramente, la situacionalidad como adversa al sentido amoroso y en donde sólo la muerte es la purificadora de esta vida amorosa, sin embargo, la muerte es algo más que la muerte física, es la complejidad de la muerte individual que deja de ser para convertirse en una vida en dualidad, y por tanto en complejidad,  de aquí prosigue lo siguiente, no es que le tenga tanto como miedo el ser humano a dolerse por el amor, o a enamorarse, a lo que le tenemos miedo es al cambio que nos produce esto, a no controlar lo que somos y queremos ser, es, ese miedo que nos produce el cambio el que nos aterra, pues ese cambio siempre esta determinado por un acontecer y por tanto por una situacionalidad, sin embargo, y aun que contradictorio parezca el amor esta en todo lo que nos rodea, en el aire, en la brisa del mar, en el día soleado, en la esencia de las cosas y sobretodo en el arte.

De aquí que sea el arte, lo artístico, lo que va implícito en el sentido de lo amoroso, y con ello me refiero a la poesía, la música, al teatro etc, pues  el amor es así manifiesto, consecuente de su creación  y de su propia existencia, de aquí que lo que en torno del orbe subyace en lo que deseamos y queremos y que es lo que tendremos, así mismo sofocar el deseo es querer más de aquello que nos produce el ser deseado, si es verdadero amor, el amor no es egoísta se entrega a sí mismo sin preguntar el momento, es un dar consecuente y alterno, sin embargo en el campo de la confusión no es más que duda,  y la duda es racional, pues el corazón no pregunta, a el no le importa el mañana, no planea las cosas, sólo surge de la propia existencia y se entrelaza en las emociones en los sentidos en cada parte de nuestra realidad vital y particular, que no puede dar más cuenta de lo que se suspira de lo que se aplaude por el sólo hecho de no encontrarse en plenitud.

Es por ello que el amor siempre este en proceso de ser terminado, nunca esta complacido siempre necesita de algo más, siempre quiere pues al dar se pide, y se pide su duda algo nuevo cada día, esto es lo interesante del amor, que nunca puede cumplirse sin dolerse, pero el dolor que nos produce lo amado no es más que nuestra propia inseguridad, esta falta de seguridad es la que nos provoca temor, pues el ser humano convencional esta muy acostumbrado a   tener bajo control todo lo que rodea, por eso quiere predecir, predecir para saber lo malo o lo bueno que esta por acontecer, pero no sabe que al predisponerse a otras cosa pierde la propia predisposición para amar.

De igual forma mencionamos que la vida tratando de trascender en el tiempo y en el espacio que se mezclan y se enciman intentando recuperar esa no predisposición ante lo amoroso. Replicas insistentes de un destino a medias trazado pero encontrado en el desierto de Sahara, entre sus finas arenas blancas, claras como la luz de la luna que nos observa, esa, que en su misterio guarda la consigna de los enamorados, viejos locos que en silencio esconden sus sentimientos en la profundidad del nocturno que los cobija y los hace estremecer, pobres locos que creen en aquel filamento latente llamado amor, mientras sus pétreas vidas cotidianas se bambolean en el ir y venir de una vida circundante y situacional, casi momentánea casi quimérica e irrenunciable por lo material, que paso a ser nuestro centro motor y por tato el amo del universo, impidiéndonos así soñar con un futuro más allá de las novelas y los partidos de fútbol.

 Pero el amor es más que la consigna de todos los tiempos, pues buscar lo inbuscable, aquello que no existe por obtención propia, sino para obtención de todos  lo que se anhelan conseguir de aquel objeto o sujeto pleno de nuestros deseos, ese  que en sueños es real y que en vida pasa ha ser inadvertido,  ese que hoy se queda aquí en lo sublime de los pensamientos, mientras tanto la  tranquilidad concomitancia del deseo y el placer  se descubre al atardecer... en esos cuerpos desnudos que se conjunta y se vuelven uno, para que en química reacción me aluden al recuerdo de aquellas gotas de mercurio que se buscan hasta conseguir la unión perfecta. Esa unión, que se fusiona con la abstracción pura de lo que esta más allá de nuestros propios decibeles, pues nos da miedo el mañana, ese mañana que preferimos  perder, perdiendo  lo amado, antes de verlo sufrir a nuestro lado, pero este es solo el temor que le tenemos a nuestra propia traición de sabernos cobardes, pues no queremos luchar por lo que amamos, entonces nos damos cuenta, que en verdad o no estamos dispuse a dar o no amamos lo que creíamos al principio amar. Pues el amor va más allá de las tragedias o tragicomedias que tan afanosamente han pues, de entre dicho el concepto mismo de lo que se ama y fue perdido, por la circunstancialidad de la vida cotidiana que en burlesca maniobra, nos aleja del objeto o sujeto de nuestros deseos amorosos,  para después de vencer toda contrariedad alcanzar el amor verdadero y puro, este estereotipó de ver el sentido amoroso, es completamente falaz, pues el amor o es o no es, no existen términos medios, ni fines intermitentes que nos alejen o nos acerquen  a medias, o nos alejan o nos acercan pero no intermitentemente. 

 Así y realizando este análisis, nos damos cuenta, que en realidad los seres humanos en su gran totalidad no se damos cuenta, de que si lo que perdieron en realmente  era lo que en verdad  buscaban tan afanosamente, y llega el arrepentimiento y el sufrimiento, que nos produce el recordar nuestra vida amorosa perdida, y nos decimos a nosotros mismos -si yo hubiera-, pero el hubiera no existe, pues aquí en el ahora, solo el acto y la potencia fluyen a través del tiempo, y el amor no son palabras bonitas, ni estándares de espera, o de estoicismo, pues el amor en si mismo, como esencia no antepone el egoísmo, la duda, la mentira, sino la acción, la praxis que no es más que cumplir la voluntad propia de su existencia, no la voluntad de los que en él participan, sino su propia voluntad,  pues para él como esencia purificadora no existe “peros” que valgan, no existen “tiempitos” es o no es, así de simple, pues en la simplicidad de su haber esta la causa de su finalidad. Por eso, el amor para mucho estudios es un, frenesís, un arrebato en donde la conciencia vence la cotidianidad, si fuera la cotidianidad y sus múltiples circunstancias las vence al amor, entonces, este nunca existió realmente,  y este es el problema verdadero de lo amoroso, pues cuando las personas lo dejan, -por buscar algo más, algo diferente- y lo dejan ir, entonces ilógicamente después de haber, transitado por mil caminos esperan regresar el tiempo y decir aquello que no dijeron o hicieron, y esto no es posible, pues el amor verdadero como bien dicen “solo toca una vez a las puertas de los corazones humanos, y si nuestra ceguera mental y espiritual no nos deja ver más allá de nuestro egoísmo, pues entonces inevitablemente habremos perdido, la única oportunidad de ser felices”  es entonces que nos encontramos con parejas que no tenían nada en común o teniendo todo en común se casaron, pero en su haber existen múltiples situaciones que los hacen pensar que aquel hombre o mujer realmente no era lo que en verdad se necesitaba, pues el amor satisface esa necesidad del otro, llena ese vació, que en palabras de muchos psicólogos se traduce como “la empatía amorosa de necesidad” y que en filosofía podríamos decir que es “la otredad” la otredad es la parte no que mas se parece a mí, si no la que más satisface mis necesidades amorosas la que meda cariño, amor, comprensión, tiempo, etc.



 Por consiguiente, podríamos decir que ese tiempo, el que es nuestro juez y nuestro peor verdugo, cuando se trata de sentimientos, es entonces, solo en lo pasado que reflexionamos, pues en lo pasado es en donde realmente pensamos lo perdido. Pero hablar de amor, no solo es hablar de lo que se ama, sino también de lo que nos cuesta, pues parece ser, que entre más valor le ponemos a una cosa más la amamos, como si el amor fuera sufrimiento y esfuerzo, pero al parecer los hombres así creen las cosas, le ponen un costo hasta lo que no tiene precio alguno, entonces vemos a la bella doncella, esa, mujer incólume de bendiciones y a su príncipe que tiene que pasar por un sinfín de contratiempos para poder vencer lo malo y así conseguir el premio de su amor,  y que nos refiere aquella metáfora de que: “entre más la mujer se da a desear más valor tiene” y estas son patrañas, puras falacias del tiempo romántico, de aquel que en siglo XIX solo sirvió para tapar la decadencia de su propia sociedad, esa sociedad que en glamour extendía su mediocridad en la calma apacible del romance y la tragedia, de esos amores que en el silenció de la noche entretejían su pasión y oscuro deseo, aquel deseo insoluble que con magia y frenesís escondían su vehemencia en paredes oscuras y catedrales olvidadas, pero el amor es más que dolor, es un dar que no tiene preció ni costo, es un dar sin pensar en la obtención en la gracia, de lo que sea dado, sino por el contrario es querer dar más no deber dar, es lo más sublime del pensamiento humano, este amor altruista, que no piensa en sí, sino en el otro, es lo que en verdad latente nos conduce a la seducción, a las palabras no dichas, al silencio, pues basta una mirada, una palabra, una sola oración sin lenguaje para que con ella, todo nuestro ser se abalance sobre nuestras emociones.



Es entonces, que nuestros fibras sensoriales, nuestro poros, todos nuestros sentidos se abren en abanico de colores dispuestos a dar, pues el amor no sólo saca lo mejor que existe en cada uno de nosotros, sino a demás nos conduce al propio perfeccionamiento de ser humanos, de este concepto casi perdido por la modernidad, pero he aquí nuestra compleja humanidad, una humanidad que busca el amor sin querer encontrarlo, pues huye al dolor que le causa el saber  que el amor es sufrimiento, como si esto fuera verdad, pues si se tuviera la clara visión de que el amor, es dar, no se dolería uno, pues el verdadero valor del dar no estriba en querer cobrar lo que se ha dado con plenitud y hasta el final, el amor altruista ya sea en pareja, ya sea por un bien social, es más que el dolor, es la entrega, el placer que nos produce el instante, pues al dar no le interesa el mañana, ni la perdida, sino la infinitud, lo universas que tiene este valor inmediato llamado amor, pues el amor es más que lo encontrado, es lo que siempre estuvo en nuestra inmensidad interna, pues al dar uno la recompensa es casi inmediata.

Esta recompensa estriba en el bienestar que nos produce el dar, sin preguntarnos si estuvo bien o mal, el amor visto desde estos parámetros tiene una doble finalidad por un lado nos demuestra que el amor no es ciego y por el otro nos demuestra que es el único que no se pregunta por la dualidad, pues el amor es más que eterno, es una entrega que culmina no solo en la fusión de la materia y el cuerpo, sino en el alma espiritual de cada uno de nosotros, la entrega tiene que ver más con un lenguaje voluptuoso de la materia, es el lenguaje del alma lo que esta en juego cuando dos cuerpos se juntan en la relación intima expresan, un lenguaje que va más allá de las mórbidas figuras del cuerpo, pues este lenguaje es más que un léxico de mil palabras conjuntadas, pues ¿Cómo se puede describir lo que se siente en el acto mismo de la relación intima? No hay palabras para ello, ni los mejores libros de Sexualidad pueden expresar el placer que se alcanza en la relación amorosa, en la mayoría de libros que he leído sobre ello infieren que llegar al clímax de la relación intima es como tocar el cielo con los dedos, pero de esto yo no se mucho, más lo que si me queda claro en tal aspecto es que es más que una entrega fisiológica, es un dar sin esperar nada a cambio, más que la satisfacción del otro y la de uno mismo, es entonces que pienso lo siguiente, si el amor es más que lo físico, entonces nos preguntamos ¿Qué es el amor? Y nos preguntamos si ¿Existe el amor verdadero o no? En la definición el amor tendría que ver más que con algo tácito con algo implícito, el amor va más allá de la misma apariencia mundana, el que ama no solo se desvive por el ser amado, sino que además lo complace porque le place complacer al otro sin pensar, pues la  batalla entre razón y corazón  a llegado a su fin, cuando el corazón gana no existe pensamiento racional que exista, solo el dejarse llevar es lo que pesa, no le hacemos caso al quedirán, solo lo emocional importa, no importan las reglas, pues en el estado de enamoramiento no existen reglas, no existen paradigmas, ni imposibles, solo lo posible trasciende el tiempo y el espacio, es en este instante en el que lo poético y lo simple se mezclan se fusionan y no importan las contraposiciones, ni el tiempo, ni el momento, solo  importan esos pequeños instantes, esa llamada por teléfono, los detalles, las cartas, el tacto, todo en lo que nuestra atención se pone a la expectativa clara y lucida como la vivencia misma, pues es gracias a estos detalles a esos momentos, que vale la pena lo pasajero o transitorio, o eterno que pueda ser el momento amoroso y aún más el momento erótico, pero bueno toda vía no entramos a esta parte y solo adelantándonos un poco diremos que lo hermoso del momento erótico es el preludio, lo que antecede al acto sexual mismo, pero continuando con este sentido amoroso, entonces diremos, que el amor no nace solo, ni se fragua solo tiene que tener varios componentes, el primero de ellos es lo observable, lo que observamos y nos gusta, nos agrado no por el hecho de que este ahí para nosotros, sino por el hecho de que es para nosotros,  así mismo, hablar de este sentido amoroso, es hablar de lo irracional que se vuelve racional, por medio de la locura que no es ni del todo demencia, ni del todo obsesión sino más bien delirio, y eso es el amor, un delirio que enferma nuestro sistema racional, puramente insensible, limbico, complejo, lleno de funcionamientos celulares, tóxicos, es entonces que el esta amoroso, más que una enfermedad es la cura para el caos racional, pues cuando uno es razón pura, lo demás no importa sólo el control y el dominio de nuestras emociones es lo real, lo racional busca la lógica, lo coherente en nuestras vidas, más el amor es todo lo contrario, es lo espontáneo, lo que no tiene paradigmas, lo que no se ciñe a un si o a un no, sino que se fundamenta en lo que no puede ser calibrado por nuestra lógica, de aquí su enigmática consistencia de lo que llamamos amor, y es que en nuestra ciencia moderna hasta esta simple palabra la hemos tratado de complejizar hoy se cree que el amor es una enfermedad que hace que nuestros niveles no solo hormonales sino cerebrales, pues el cerebro se encarga de administrarnos grandes dosis de dopaminas y otras sustancias como anfetaminas que hacen que nuestra forma de ver la realidad cambien, sin embargo fuera que el amor sea un cuento de hadas, una enfermedad o una locura existe, de formas diferenciadas, pues nadie se enamora de la misma forma o circunstancia, de tal forma que podríamos decir que el amor es diferenciado, es decir plural dentro de la misma universalidad, ya que aún que para algunos el amor es una unidad, esa unidas es pluralizada en tanto que existen distintos seres ( en este caso especifico el hombre) que se enamora de forma distinta y eso es lo que hace diferente al amor de todo lo que acontece en nuestro mundo, sin embargo dentro de la diferencia misma existen varias formas de amor, por ejemplo el amor filial, el amor universal o altruista, el amor de pareja, el amor de amigos, el amor hacia un hermano o hermana, etc, como vemos dentro de estas categorías el amor en si mismo puede ser de mil y una formas distintas es entonces que regresamos a la pregunta inicial de este trabajo ¿Existe el amor verdadero? He aquí, que delimitamos aún más el tema pues no solo nos preguntaremos si existe el amor verdadero asía un sentido universal, sino hacia un sentido particular como es el caso del amor de pareja, ¿Realmente existe el amor verdadero en la pareja? Casi siempre que se habla de amor se piensa en una pareja, es decir hombre y mujer, sin embargo el amor de pareja hoy en día esta tan desvalorizado que preferimos la pareja momentánea a la pareja duradera, pues esta ultima causa problemas y el ser humano moderno lo que menos pretende hoy es meterce en problemas, más el amor nos mete en problemas, pues sin el seria insulsa la vida, sería absurdo vivir sino se amara, y como bien nos dice el poema de Jaime Sabines, sobre los amorosos y que en su haber explica de la forma más poética, este sentido de los que aman entregando todo, sin preguntarse por una mañana, por un pasado, por un tiempo por que el amor, no tiene un tiempo especifico, sino más bien atrapa el tiempo, lo hace diminuto ante su eternidad

Al respecto, podríamos decir, que fuera de que el amor en sí mismo, sea o no un poema, una copla, un cuento de hadas, una novela del siglo XIX o considerada como una enfermedad en nuestro tiempo, podríamos decir que el amor, existe, sin embargo, tiene que lidiar más que con demonios, brujas etc, con las circunstancias de la elección humana, con la indecisión, con la mala elección, con el miedo que nos produce sentir, pues el amor vela a la razón, y en este mundo en el cual todo se le deja en manos de lo puramente racional, pues el amor resultaría una enferma condición, pese a todo esto el amor nos enmarca algo indescriptible, pues nos despierta de esta vida de supervivencia y sobreviví vencía, y por así decirlo nos acerca a la perfección humana, es lo más puro de toda la sensibilidad, y esta por más decir que es lo más real y lo único que nos saca de este mundo de apariencias.

Así mismo, y diferenciando un poco, no es lo mismo hablar de amor, que de los amantes, los amantes son los afectados por el amor, son los que han bebido de sus entrañas cálidas y han sobrevivido para contar sus experiencias, pues como el poema anterior los amorosos buscan, buscan el amor perfecto, el amor verdadero sin esperar nada, pues el amor es un dar, una entrega siempre imprevista, siembre fuera de este plano terrestre puramente material, pero entonces nos preguntamos ¿Qué ocurre cuando los amorosos encuentran lo que andaban buscando? Entonces parecería que todo terminase en el corazón de los amorosos, sin embargo, es lo contrario, pues cuando el amor verdadero toca a la puerta de nuestra existencia, es cuando realmente se empieza a buscar y ha comprender el sentido de lo que se ama y se ha encontrado, es entonces que toda duda promovida por la razón queda de lado, pues lo racional falla ante la lógica del sentido amoroso, con él las palabras, el lenguaje, todo conocimiento sale sobrando, pues esta afección del alma trastoca todo lo que denota sentido, y convierte nuestro mundo en algo diferente, pues el amor nos hace ver el mundo desde otra perspectiva, desde una observación más profunda menos idéatica.

Pero el amor no sólo es el que se extiende en los confines de los enamorados, sino también en los que lo aman todo, pues el amor como un universal duele más que el amor puramente particular o de pareja, y la traición que nos duele en la pareja es una nimia parte de lo que el amor universal puede producir ante la traición, el amor universal mata desgarra las entrañas, hiere pero su herida es de muerte, en cambio el amor particular lastima pero no mata, entonces caemos encuenta que lo eterno, lo universal del amor es lo altruista, amarlo todo, pues este amor nos hace ser, nos hace vencer cualquier adversidad, para él no existen fronteras, no existen verdades a medias, pues la entrega es total, completa y se complace cuando obramos en su nombre, en cambio el amor de los enamorados, de esos que con coros y coplas tratan de vanagloriar su conquista es vano, es puramente aparente, pues no se han dolido desde lo universal para gozar en lo particular, pues ciertamente encontrar el amor particular en lo universal, tan solo es un remanso de paz en la tempestad de aquello que nos hace dolernos.  Así mismo, esta distinción entre la diversidad de lo amoroso y lo amatorio nos ayuda a contemplar mejor nuestro entorno de una forma un poco menos sentida y más racional, pues cuando se escribe sobre el amor, o todo es dolor y sufrimiento, o todo es gozo y felicidad y en donde el amor encuentra su finalidad en los hijos que trascienden el tiempo y el espació.

Hasta aquí hemos hablado del amor y de lo amoroso, pero ¿cómo surge el amor? Entonces caigo en cuenta de que razón tendría al decir que el amor surge con la observación, como en todo método científico, el amor también tiene una metodología ya que, aun que parezca increíble el amor surge por medios racionales y comprobables, como es este el caso de la observación, y en la cual nuestros sentidos más finos se agudizan como son la vista, el olfato y la sensorialidad auditiva, estos sentidos son el fundamento de la observación, de aquí surge lo siguiente, una persona ve en un día de mucho ajetreo cerca de un millos de imágenes por minuto, esto es equivalente a que nuestra visión capta cerca de un trillos de micro imágenes por micro segundo, es entonces que nos preguntamos ¿Cómo cave la distinción de la observación entre todo el cosmos  de imágenes que se nos presentan ante la vista? Esta pregunta por compleja que resultase es muy simple de contestar, la distinción la hace nuestro agrado y nuestra necesidad, pueden aparecer miles de imágenes antes nuestros ojos, pero sólo pocas de esas imágenes nos agradad y son gratas ante nuestra necesidad, es aquí que nuestra visión y razón se conguntan para comenzar a seleccionar, es entonces que cambe preguntarnos ¿Cómo realizamos esta elección? No solo esta distinción se hace por medio de la observancia sino como ya mencionamos anteriormente por el gusto, lo grato, el agrado en si mismo, nos ayuda a distinguir entre lo racionalmente aparente y lo que por su esencia es propicio para nosotros, el agrado surge dentro de la misma observación, por ejemplo, imaginemos que diariamente pasamos frente a un aparador y vemos por primera vez entre todos los aparadores un par de zapatos que nos agrandan, desde la primera impresión, diario y consecutivamente pasamos y los vemos, y nos agradan más y más, pero por x o y circunstancia el día que llevamos dinero para comprarlos no llevamos tiempo, y el día que tenemos tiempo no llevamos dinero, entonces que acontece, se nos hace una obsesión de posesión y apropiación es en estos momentos, que aparecen varias categorías importantes la primera que es el vistazo, lo espontáneo de la observación, el agrado surge como un chispazo, algo impredecible, un reojo que llama inminentemente nuestra atención y nos distrae del resto de cosas persibibles, aquí entra la razón y la mente, pues la mente se encarga de ausentar nuestros sentidos de todo aquello que nos causa distracción y nos hace poner la vista en aquello que llama nuestra atención, a esto se le llama central los sentidos, y la razón se encarga de abstrae el objeto y lo enmarca como superior ante todos los demás objetos percibidos por nuestro foco sensorial, pero esto es secundario, pues lo primero es el agrado que nos ocasiona aquello apenas visto de reojo, y aquí tiene mucha importancia la observación, ya que la observación discierne entre lo que por agrado es útil, de lo que nos agrada pero no es útil, hay cosas que nos agradan pero son útiles y satisfacen nuestra necesidad y prioridad pero hay otras cosas que nos agradas pero no son necesarias no son a prioris, de aquí nuestra distinción entre la distinción misma, pues algo que nos agrada y además nos es útil es bello, ¿Por qué es bello? No solo por su utilidad o por su agrada sino también por que en sí mismo, tiene una esencia que lo hace único y distinto a todo lo que lo rodea, aún que se le parezca o lo imite, pues, su esencia es única esa diferenciación es la que nos demuestras que la observación  en primer lugar es fina y distinta,  ya que puede vencer el camino difícil de la elección humana, tantas veces dudoso y contradictorio.

De aquí conviene señalar lo siguiente “el amor tiene fuerza y virtud para unir, cambiar, convertir y trasformar. Y ésta es su propia naturaleza y su condición indispensable. Y por eso une al amante con la cosa amada y lo trasforma de su ser, y convierte y cambia al amante en la cosa amada. Y aunque esto lo conocemos por la experiencia, también se nos muestra por la naturaleza del amor. Pues el amor, por su propia naturaleza, es un don, y es el primer don, así que es una cosa donable por naturaleza, que no puede evitar darse, y por eso el amor no se puede forzar, pues es un don que se da libre y espontáneamente” de aquí, que nuestra observación no racional sea espontánea, ya que no es provocada, es algo instintivo, casi incomprensible, pero que tiene una justificación tanto racional como sensorial, pues lo que nos agrada es porque es bello, entonces nos preguntamos ¿Qué es lo que hace bello al amor y al gusto? La belleza del gusto y de lo bello no sólo se lo da su utilidad sino su finalidad, sus causas y sus ¿Porques? Pues cuando, nos preguntamos ¿Por qué nos agrada más un objeto que otro? O ¿Por qué nos agrada más una comida u otra? Etc, caemos en cuenta de porque esa comida, objeto, persona, cosa, animal o entidad x tiene algo que ver con nuestro yo, es decir, es para sí porque es para mi, de aquí no sólo el sentido de separación y abstracción racional, sino de igual forma el sentido de apropiación no egoísta sino como bien lo hemos mencionado, como una apropiación de cuidado, que se convierte en un dar, o como la cita anterior nos lo dicta, una trasformación, pues el amor crea en nosotros un estado de cambio, de trasformación, pues por instantes, segundos, días años o toda la vida (dependiendo cual tipo de amor sea) puede darnos un instante fuera del tiempo y del espació, pues el amor paraliza el tiempo y el espació, para él no existe futuro, no existe presente, no existe pasado, para él amor tan sólo existe el momento en el cual las percepciones nos marcan el instante, de aquí que por eso el amor es placentero en cualquiera de sus formas, porque nos enseña a vivir, ¿Qué vivimos? Vivimos el momento, el instante. Ese instante que con el trajinar del mundo, con el cambio tan precipitado del día, de la prisa cotidiana nos hemos olvidado en vivir.

De igual forma y ampliando un poco mas, esto en el sentido amoroso, entonces diríamos que es lo mismos, nada más que aquí lo que  parecería ser complejo es la Sircustancialidad que lo hace de ende ser complejo,  y es que en un sentido cuantitativo y no cualitativo podríamos decir que el amor, es igual para todos, pero diferente en su sentido cualitativo, es decir cuantitativamente todos alguna vez nos hemos enamorado o hemos creído estar enamorados, es entonces que nos preguntamos ¿cómo poder diferenciar entre el amor y el querer? Es verdad una cosa es querer y otra muy distinta amar, ambas cosas están movidas por el gusto, sin embargo una cosa es querer algo y otra muy distinta luchar por algo que se ama, pues al parecer lo que se quiere es fácil de saciar, es fácil de obtener, pero lo que se quiere es difícil, como si esto fuera algo empero cierto, pues no en todos los casos, generalizar que las cosas más difíciles se realizar por amor es tan absurdo como decir que es fácil tapar el sol con un dedo, estas mitificaciones cualitativas y cuantitativas que le damos al sentido amatorio,  fueron parábolas hermosas en el siglo XIX pero hoy la modernidad nos muestra algo muy distinto, ya que hoy día lo que se pretende no es lo amoroso que es difícil, sino lo fácil, y es por eso que le damos mayor importancia al querer que al amar, el amar nos produce dolor, eso según las ideas antiguas, el querer es lo momentáneo, lo instantáneo, como abrir la bolsa para papas instantáneas y vosearlas en la cacerola con aceite caliente así es de fácil el querer, ambos nacen del gusto de la observación y de la necesidad, lo único que les diferencia es que uno el amor, es empero la resignación y el sentido estoico de soportarlo todo, y el segundo el querer es lo instantáneo, lo momentáneo pero también lo fugas.

Y como dijimos atrás esto en apariencias, pues no siempre la dama más fácil resultaría ser lo que es, ni tampoco muchas veces la más difícil resultaría ser lo que es, vivimos en un mundo en donde las cosas son opuestas y no siempre son lo que son, por ejemplo, no siempre la chica que siempre dice, si, dirá si por siempre, de igual forma, no siempre la chica que dice no dirá siempre no por siempre, la mayoría de personas son volubles, y es que ni ellos mismos saben lo que quieren, si el chico busca una chica para pasarte un buen rato esta bien, pero si ella busca un chico para pasar un buen rato, pues eso no esta muy bien visto por la sociedad, de penden los criterios sociales con los cuales hallamos sido educados eso depende, de igual forma por ejemplo, en la cultura Oriental, las mujeres están acostumbradas a que las casen sin conocer al novio, en cambio en la cultura Occidental esto sería visto como una falta a la moral y a la libertad, de aquí que no todo es lo que parece, y es que muchas veces juzgamos sin realmente conocer a los demás, a los otros, a el otro, o la otra, de aquí que es necesario ir más allá de lo aparente del gusto, pues el gusto es idéntico tanto para el amor como para el querer.



He aquí la razón de nuestra siguiente pregunta ¿cómo puede hacerle la observación  para distinguir  entre el querer y el amar? Es entonces, que entra en la situacionalidad lo emocional,  lo emocional que tiene que ver con la diferenciación de aquello que se tiene por necesidad y aquello que no se tiene ni por necesidad ni por gusto, solo por obtención, una cosa es querer algo y otra mucho muy distinta desear algo, algo que se quiere no importa si se tiene, se exige en el momento, pues el momento es lo imprescindible, aquí el tiempo juega el gran papel protagónico, pues el tiempo es el factor determinante entre lo instantáneo y lo eterno, es verdad el amor necesita del tiempo, pero su tiempo es lento, tan lento que resultaría ser para los enamorados una eternidad el volverse a ver, en cambio para el querer lo imperioso es el aquí y el ahora, el instante, el molto divertimento como dirían los italianos, pero enfoquemos nuestra mirada a la observación del querer.

Como se mira algo que se quiere, algo que  se quiere, pretende satisfacer el instante de la necesidad, aplaca el calor en el momento de la necesidad,  por ejemplo, si en este momento por aburrición llamara a una persona amiga o amigo x y le dijera que salgamos, estoy queriendo, yo mando no es que me importe con quien salgo o por que, simplemente quiero sacias mi ocio, de aquí que esto sea querer algo en el instante o momento, pero que pasa con el amar, el amar no utiliza, pues la utilización es poco creativa, es muy impositiva de aquí que el amor tenga que ver más que con la imposición opresora del querer con la libertad del ceder muchas parejas, hombres  y mujeres ceden, es decir dejan de hacer mil cosas por un instante con la persona amada, de aquí que más que una imposición sea un gusto, de ambas partes,  y por tanto una libertad.

 Y en esta libertad amorosa nos encontramos, no sólo como creadores sino creación, así mismo, el amor es más que una entidad divisible, fragmentaria o un día especifico, el amor se encuentra en todo lo que nos rodea, de forma universal y particular, ya antes  aviamos  mencionado que existen distintas formas de amor, de aquí su complejidad y por tanto cada una de esas formas debe ser especificada, de igual forma en los apartados anteriores hablamos de los celos, de los hijos y del matrimonio, de la soledad y el encuentro, de que el amor nos hace existentes y que es por medio de la soledad que nos hace sentir necesarios, de igual forma mencionamos que los hijos son la forma de trascendencia del amor, son los que vencen a la muerte, pero de igual forma trasforman nuestras vidas de forma permanente, de forma real.
De igual forma en los capítulos anteriores hablamos de la infidelidad, de la falta de lenguaje en la pareja, de la sexualidad y los mitos que de ella se tienen al igual como la falta de completitud y comprensión de ambos tanto hombres como mujeres, de nuestros miedos y temores, de todas esas cosas que de alguna u otra forma están expresadas aquí de forma vivencial, de forma que todos lo entendamos, ya que sin utilizar términos muy complejos hemos intentado hacerles ver durante estos capítulos que el amor existe, que la pareja existe, que la familia funciona y que la vida funciona, de igual forma en pequeña o mediana cantidad hablar del amor, de lo erótico y de la muerte, son temas nunca terminados, nunca acabados, pues se pierde uno en tantas cosas, unas más abstractas otras más complejas, sin embargo no por ende menos reales, de igual forma el amor es uno y múltiple, a diferencia de lo erótico que sólo le concierne a la pareja, de igual forma hemos mencionado el amor platónico, la timidez, la identidad y la conexión del sujeto con su yo y el reconocimiento del otro. 

Así y finalmente hemos querido que este libro ponga más de la vida común que de la ciencia, de lo que se comenta sobre el amor que sobre lo que los grandes filósofos, psicólogos y expertos nos mencionan, de aquí que en las paginas de este libro nuestras citas sean canciones, fragmentos de entrevistas y no libros específicos de amor o de sexualidad o de Tanatología, que por ende sabemos que existen pero que no quisimos meter en este texto por su complejidad terminológica pues queríamos redactar algo más vivencial, algo más común, es por ello que este libro esta escrito así, para un entendimiento claro y real de lo que se llama amor, muerte y sexualidad.

“Amar es dar, sin esperar.
Es creer que todo lo podemos vencer,
Amar es encontrar el edén aquí en la tierra.
Amar puede ser un instante, un momento...la eternidad.
Amar es la ingenuidad, es el retorno a la purificación,
Amar es morir mil veces, teniéndole tanto miedo a morir.
Amar es dolerse, es encontrarse es perderse.
Pero en donde al final vale la pena amar y ser amados.”

XOLO XOCHILT ARRIAGA SANTOYO.






[1] Libro de las criaturas                                                                                                                                                                             
[2] metafísica 

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