PRIMER CAPITULO
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<<“Amor." Bella palabra, que en espacio sideral nombras lo innombrable, lo sublime, lo
eterno de tu existencialismo, que se vuelve material aquí en esto que llamamos vida pasajera, tan aceptada por la modernidad. Es entonces, que se nos escapa este dejo de humanismo, Ven amor y has de mi lo que tu
quieras, destroza mi razón, que por inocencia me entrego a ti, has con mi ser
una inmensidad que entre tu fuego se funde mi esencia con la eternidad.>>
B.F.A.S.
Al comenzar este
libro me preguntaba si podía ser capas de comprender este sentido sobre el
amor, la muerte y lo erótico, sin embargo a través del lenguaje y lo sentido
pude comprender que sí, pues resulta siempre complicada hablar sobre lo amoroso
y su esencia sobre todo como manifestación implícita en nuestro ser
existente, pues si algo nos complica
siempre es lo sentido, lo vivido, lo emocional tal es el caso de nuestros tres
temas, filos, Eros y Tanatos, es entonces que nos preguntamos ¿Qué sería del
hombre sin contemplar su existencia?
¿Que seria de nosotros los filósofos sin hablar de ella de lo vivido, de
lo emocional que nos causa problemas como seres humanos? ¿Acaso existe algo más
sublime que el conocer le esencial del ser humano y que es lo emocional? Pues
como nos dice Octavio Paz en la dialéctica de la soledad “El hombre es el único ser que
se siente solo y el único que es búsqueda de otro. Su naturaleza –si se puede
hablar de naturaleza al referirse al hombre el ser que, precisamente, se ha
inventado a sí mismo al decirlo “no” a la naturaleza- consiste en un aspirar a
realizarse en el otro. El hombre es nostalgia y búsqueda de comunión. Por eso
cada vez que se siente a sí mismo se siente como carencia de otro, como
soledad”[1] y es que
es mediante la soledad que nos encontramos, nos descubrimos, nos damos cuenta
que necesitamos. ¿Pero que necesitamos? Sino amor, esa esencia purificadora que nos da el impulso de algo que nos mueva, que nos
desprenda de esta cotidianidad que nos ata y termina con nuestra imaginación,
con nuestro sentido emocional, es por eso que el amor no es algo fugas, se
vuelve real porque en él ponemos nuestro sentido humano. Es por eso que nos
interesa hablar del conocimiento amoroso y ser erótico, pues el amor es lo más
sublime, lo más puro, lo más bello, es esencial pues el amor en su definición
más pura surgió de lo sublime de nuestro ser emocional, de eso que Vico
denomino como “lo innato que se define en la vida como humano”.
Pero el amor no
sólo es sentido pues fue por medio de la razón que el ser humano comprendió
esta diferencia entre lo sublime y lo instintivo, de lo animal y lo sensible que se unifica en el sentido
amoroso, pues es por medio del amor, que surge la familia, la sociedad que
comprenden al individuo, y que podríamos hacer en esta vida sin amar y ser
amados, sin buscar lo eterno, lo universal. Es entonces que nos damos cuenta
que el amor es sobre todas las afecciones del alma la más sublime de todas
ellas, pues fue por medio del amor que el ser humano se encontró, se conoció a
sí mismo y que a través de su esencialidad descubrió no sólo su soledad sino la
necesidad y dependencia de los que le rodean, pues el amor reconoce todo lo que
nos rodea como algo real, algo importante para nosotros, las cosas comienzan a
tener un valor diferente, un valor que va más allá del precio económico de las
cosas, de la familia, de la sociedad que nos rodea, de las ideas que tenemos,
de nuestra religión, de nuestra cultura. Fue por eso que tantos filósofos,
poetas, cantantes, escritores se preguntan y escribieron sobre el amor, pues el
amor nos ofrece resistencia esto por su
grandeza, por su esencia tan libre, tan mística, tan fenomenológica, tan
irreal. Así bien, de aquí nace lo existenciario y lo existente, así surge la
realidad de la vida y del amor, pues el sentido fundamenta de la existencia es
la realidad misma el sentido del supremo conocimiento, de lo idealizado por los
filósofos es entonces que hablamos de lo existente y lo sublime.
Lo existente
porque vive, ya es no se busca se encuentra, es entonces que la existencia cobra un sentido real, en lo que no cambia en
lo que permanece y que no es perenne sino que ya fue vivido, lo existente funda
nuestro pasado, construye lo que somos hasta el momento del enamoramiento, es
lo que hemos vivido a través de experiencias únicas e irrepetibles pero
perennes, lo que nos hace madurar, así bien la existencia son todos los hechos,
momentos que se desprenden de la circunstancialidad que vivimos, los momentos,
tanto buenos como malos, los que no son buenos ni manos, los cotidianos. Mientras
que lo sublime hunde sus raíces en lo eterno, en lo futuro, en lo que no se
puede predecir porque no alcanzaría el tiempo para predecirlo, es más lo
sublime no tiene tiempo, rompe con todo, con la misma cotidianidad, con lo que
ya sabíamos pero que no comprendíamos, lo sublime funda el sentido de lo bello,
lo que esta fuera de nuestro alcanza es por ello que el amor, la muerte y lo
erótico fundan su ser en lo sublime, pues aun en la estética misma lo sublime
no sólo infiere lo hermoso, lo bello, sino de igual forma lo que nos da horror,
lo horrendo, de aquí que también aunque sea una estética de la fealdad la
muerte es sublime en este sentido, es el paso transitorio aun nuevo destino,
aun mañana, es el bálsamo que nos purifica el alma y nos humaniza al igual que
el amor, el amor también nos hace morir, nos hace padecer, nos hace sufrir, por
su obtención o por su no obtención por eso el amor y la muerte son la misma
cosa, son la trinidad perfecta de la
vida, mientras que lo erótico, le da cuerpo a lo que no tenía cuerpo, al amor y
a la muerte, lo erótico es la postura misma en la cual la muerte y el amor se
encuentra la estética de la carnal, con lo físico que se convierte en
trasgresor del tiempo y el espació impidiendo que nuestra existencia muera sin
dejar rastro, así el arte inmortaliza al
amor, a la muerte y a lo erótico, pues es parte de nuestra existencia, pero
para muestra vasta un botón y que mejor que uno de los más grande poema sobre
el amor que los amorosos de Jaime Sabines para describirlo este sentido entre
lo sublime y lo existencial:
Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.
Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.
Les preocupa el amor. Los amorosos
viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan,
no esperan nada, pero esperan.
Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prórroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
Los amorosos son los insaciables,
los que siempre -¡que bueno!- han de estar solos.
Los amorosos son la hidra del cuento.
Tienen serpientes en lugar de brazos.
Las venas del cuello se les hinchan
también como serpientes para asfixiarlos.
Los amorosos no pueden dormir
porque si se duermen se los comen los gusanos.
En la oscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.
Encuentran alacranes bajo la sábana
y su cama flota como sobre un lago.
Los amorosos son locos, sólo locos,
sin Dios y sin diablo.
Los amorosos salen de sus cuevas
temblorosos, hambrientos,
a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo,
de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
de las que creen en el amor
como una lámpara de inagotable aceite.
Los amorosos juegan a coger el agua,
a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor.
Nadie ha de resignarse.
Dicen que nadie ha de resignarse.
Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.
Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.
Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,
a mujeres que duermen con la mano en el sexo,
complacidas,
a arroyos de agua tierna y a cocinas.
Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida,
y se van llorando, llorando,
la hermosa vida.
LO EXISTENTE Y LO SUBLIME.
Con este hermoso
poema de Jaime Sabines nos damos cuenta de lo que busca el amor es lo sublime
que existe en nuestra contemplación existencial pues que seria de nosotros
humanos sin hablar de él ¿Acaso existe algo más sublime dentro de el sentido
estético y vivencial que el amor? Así bien durante mucho tiempo se le a
considerado al amor como algo individuo o de pareja pero existen de igual forma
otra gama de aspectos amorosos no sólo el de pareja, el amor más sublime el más
puro el más bello es el conocimiento.
Pues el
conocimiento es la esencial del amor pues por su definición surgió de lo
sublime de la razón que se desprende de lo civilizado encontra de lo animal, es
entonces que nos damos cuenta que el amor es sobre todas las afecciones del
alma la más sublime de todas ellas, pues fue por medio del amor el ser humano
aprendió a razonar a conocer y conocer todo lo que los rodeaba, así los
primeros filósofos quieren arduamente se preguntaron sobre el origen de las
cosas descubrieron que el amor los llevo a investigar aquello que tanto querían
conocer así, Heraclito, Parmenides, Filón de Alejandría, Anaximándro,
Anaximenes, los Atomistas etc. Se
cuestionaban sobre la existencia del mundo aunque la pregunta fundamental fue la esencia de las
cosas, del origen de las cosas, sin embargo antes que cualquier razón o
pregunta existente o juicio existió el
amor, es entonces que denotamos que en la afirmación de llamarse filósofos, se
encuentra el antecedente que antes la razón, el hombre conocía el sentido del
amor, bella palabra utilizada por sabios y poetas, por lingüistas y profetas de
estos y otros tiempos, es entonces que nos regresamos al principio fundamental
de la existencia del hombre, al elixir de aquella magia que se poso por dentro
aquí en el corazón del hombre y en su memoria ¿Pero como surgió el amor? ¿Cómo
fue posible que el amor volviera al hombre de ser un ser salvaje, lleno de
instintos y necesidades básicas a algo tan sublime? Es aquí en donde comienza
nuestra indagación y que nos lleva primero a definir pues por amor tomamos en
cuenta que es: “El afecto por el cual busca el animo, el bien verdadero o imaginado y
apetece gozarlo. Así como se puede definir como la pasión que atrae un sexo
hacia el otro, blandura suavidad de la persona amada, esmero con que se trabaja
una obra deleitándose en ella, voluntad
consentimiento objeto de cariños especialmente para algunos”[2] pero el amor no se encuentra en una
definición, pues para algunos el amor es un sentimiento, para otros una
afección, para otros la relación sexual entre una pareja, sin embargo la
palabra en si misma de amor tomo su ser en la cultura grecorromana pues era el
nombre destinado para el dios de la pasión “amor” también llamado “Eros” por
los helénicos y cupido por los latinos o venus para los romanos que se encierra
el misterio del amor, de igual forma la representación del amor se ve
deslumbrada por lo divino, por lo eterno tal es el caso de la cultura Roma en
el siglo III en donde se le da a cupido la forma de un ángel que desciende
hasta la tierra para llenar de amor a los corazones humanos, de igual forma
para la cristiandad Jasiel es el arcángel del amor, de lo sublime de lo eterno,
de la divinidad misma que se vuelve mortal por unos instantes. De igual forma,
la palabra en si misma fue retomada del griego filos que significa amor,
afecto, lazos de sangre, unión, es entonces que retomarse el inicio de los
tiempos, así la poesía griega, Homero, etc, la odisea y iliada el amor trágico,
lo verdadero, lo simple, lo real, lo fantasioso, lo finito, es así como nos
encontramos con la historia de Aquiles y Cefora, helena y los troyanos, la vida
es una eterna fantasía, poética, sublime, irreal, que fueron movidas no tanto
por la guerra sino por el amor, por ello que el amor tomo dos rumbos por un
lado el poético, el estético , el que
todo lo soportaba como hércules y su Megara y por el otro extremo nos encontramos
con platón en los diálogos, quien suscribe que el amor es algo más que
sentimientos, el amor se establece en diferentes culturas como la magia que
mueve el mundo, como lo místico, lo inteligible, lo perfecto, el mundo de las
ideas, el amor representa lo bueno, lo único, lo ultimo y lo primero en
nuestras vidas. En contexto ideático, casi sublime, nos encontramos con el lado
racional poco sensible de los amoroso pues para Aristóteles, el amor podría ser
tomado como el motor inmóvil, lo que cambiando permanece inmutable ante el
cambio, pues el amor nos cambia pero no se cambia a sí mismo, el ya se sabe
creador, mientras tanto nosotros aun seguimos recreándonos, aprendiendo de lo
vivido.
Hasta aquí y para la filosofía el amor tiene diferentes
formas, contextos y haberes. Para el filosofo el amor es la conversión del
pensamiento, el conocimiento en sí mismo,
en donde se comprenden mejor los
sentimiento, es una totalidad de pensamientos que determinan un actuar, un
dejar sentir, es un aquí y ahora que en la ciencia se comprende a través de lo
que se conoce, es todo lo contrario a lo
que se supone que es, en el vulgo común, aquí en el contexto de la existencia
filosófica.
Así la vida trascurre entre lo eternamente
racional y lo que no del todo es razón, el pensamiento amoroso, lo cubre todo,
no hay amante más recelosa de si misma que la ciencia y el conocimiento, pero
aun el amor mata este sentir, pues traspasa lo racional, lo objetivo que no
comprende ¿Por qué? esto me hace recordar que alguien me dijo alguna vez, que
el conocimiento es la peor de las drogas y tenia razón, el estado amoroso es el
limite entre lo razonable y la locura es patológicamente una enfermedad, tanta
parecida a la gripe, el amor y su
patología altera el contexto de la realidad de lo objetivo, y nos vuelve a
enmarcar en lo vital, en lo sentido, en lo que la razón se oculta tras libros y
contexto para no ser lastimada o dañada, por ese malestar llamado amor, pues
esta afección es algo con lo que nuestra razón no puede luchar, el amor penetra
entre nuestras entrañas, abre nuestra piel y destruye nuestro egoísmo, nos hace
sensitivos ante las cosas, nos desmorona pero de igual forma nos rehace, por un
lado nos desarma pero por el otro nos vuelve humanos, dejamos de ser puro
cerebro, puras maquinas, para deshacernos del caparazón que nos embriaga. Así
el sentido amoroso nos cobija, se inserta en cada neurona, en cada glóbulo rojo
que transita por nuestras arterias y venas, se funde con nuestra respiración y
nos inunda, ya no hay escapatoria, ni Sócrates lo podría a ver descrito mejor,
el amor entra por nuestro olfato, pasa a nuestro sistema limbico, todas las
ferormonas y adrenalinas que tiene nuestro cuerpo se convulsionan, se excitan,
se expanden, así nuestra razón se nulifica, se vuelve vacua en el contexto
amoroso.
Pues este estado
psicológico es un adicción tan similar a la cocaína, es así como nos
encontramos con el sentido más elocuente de la filosofía, el amor pasa de ser
un dogma o paradoja relativa inexplicable, a un nivel mucho más dignificado,
convirtiéndose así en un amante eterno,
el cual le da rienda suelta a sus mas íntimos deseos, a sus más ardientes y
febriles pasiones que no sólo son carnales, que son más espirituales, más
universales, así el amante en este caso el filosofo se debe al estudio de su
quehacer, es por esto que hasta hace algunos años, en la década de 1910 y 1920
el quehacer filosófico era un quehacer sólo para hombres.
Hasta aquí hemos
hablado que el amor enmarca múltiples contextos uno de estos el más sublime la
ciencia filosófica, el amante del conocimiento que sigue de cerca al ser amado, en este caso a la bella dona,
llamada filosofía que sin lograr copular con ella, lo lleva al umbral de lo
sublime, del éxtasis como dice Plótino, quien fue interpretado por su discípulo
Porfirio cuando habla del estado de éxtasis y la contemplación del arte del
mundo que le produce la reflexión, de esa contemplación del mundo que nos
embarga y mientras para los filósofos la contemplación es el mayor de los
placer, para el mundo el amor tiene un contexto más real, mas sentido, menos
objetivo, mas subjetivo, pero igual de sublime, pues el amor se debe a su
totalidad y particularidad, viaja de lo eterno a lo mundano, de lo material a
lo abstracto. Así los amantes del mundo se limitan tan sólo a lo físico a lo
exterior, pues en este mundo existencial, el amor se convierte en un si, en un
talvez o en un no por lo físico, por lo erótico que hay en él, pero como diría
el Marques de Sade, “Nunca he entendido que haya límites en el sexo, que el cuerpo humano
tenga otras fronteras que su piel y sus huesos. Limitar el sexo es un
pensamiento carcelario, ponerle fronteras al placer es como intentar poner
puertas el campo. El deseo es el motor del universo, el origen del hombre y su
final, y nada podemos contra ello”[3]
y es aquí en lo subterfugio de la existencia humana, del deseo que
surge lo visible de lo tangible, que en su peso pesa lo mismo que lo
abstracto, no sólo por su lado
subyacente de oposición, sino por el sentido mismo de valor existencial, pues
cuando el conocimiento adquiere un valor ese valor se lo da el ser humano, con
todas sus pasiones y afecciones, con sus deseos y anhelos más íntimos, más
ocultos más secretos. De igual que el
amante le da a su amada ese valor de agrado, sediendo ante ella su propia volunta,
para que la entrega sea más sentida, así el filosofo copula con sus ideas, con
sus pensamientos, con lo de imaginativo que guarda la razón por ser este su más
secreto destinatario, el sentimiento amoroso que la llena de pasión y la exalta
hacia una búsqueda nunca terminada, pues tanto en el caso mortal de lo amoroso
como el caso de la razón filosófica el amor goza en ambos de ese ser
imaginativo que en el caso de la filosofía se conoce como creatividad y en caso
de lo amado como pareja se conoce como juego intimo. Pues ¿Que es el amor? si
no ceder, o como dirían otros, un dejarse llevar ante sus encantos, pero más
que ceder, es un conocer la voluntad del otro, así nos encontramos con dos
idearios importantes, a diferencia del conocimiento que aprende desde que se
nace, el conocimiento amoroso es innato, no tiene escuela o forma, es un
entender descifrando como los niños pequeños que balbucean apenas un lenguaje
poco conocido, pero con esa inocencia
peculiar, el amor cambiar el mundo, el amor particular no surge a priori desde
el nacimiento, es cierto que somos seres sexuales desde que nacemos, pero el
amor es un trabajo de toda la vida, uno no sale un día por la mañana pensando
en enamorarse o en encontrar el amor de su vida, el amor, al igual que la imaginación,
la estética, el arte y la muerte gozan de ese sentido de espontáneamente, de
imprevisible.
Pero ¿De donde
surge esta espontaneidad? Esta espontáneamente surge de lo existente, de lo real, de lo que vemos en la realidad y que se nos
muestra ante nuestros ojos, de lo que nos causa admiración o extrañeza ya sea
por su igualdad con nosotros o por su diferencia con nosotros. Y que en tal
caso nos ofrece resiste y al cual no podemos interpretar, pues el amor por
mucho que se le interprete, ni los que lo padecemos lo podemos interpretar ya
bien lo dice Platón en sus diálogos “el amor de todas las
afecciones del mundo es la menos entendible no sólo por su grado de
abstracción, sino por su sentido de dominio”.[4]
Entonces determinamos que el
amor es perder la voluntad propia del actuar, es ceder o mejor dicho
deshacernos de aquellos convencionalismos cotidianos, sociales, culturales,
repetidos de nuestra vida cotidiana, es romper con la realidad sin dejar de
vivir en ella, por eso que Raimundo de
Sabundia describe en su libreo sobre el amor de las criaturas que el amor es la
perdida total de la voluntad.
Voluntad que
procede del vocablo latino “voluptas” y
que significa decisión, es entonces que reconocemos que nuestras decisiones ya
no son nuestras en el sentido amoroso, ya no nos pertenecemos porque ahora
están determinadas por el designio del otro. Ante esta determinación nuestro
sentido común se confunde, pues al no ser nuestra la voluntad pasa a ser la no
existencia de lo que creíamos conocido. El amor es el descontrol de lo que
conocemos, de lo que creemos real y que hasta antes del momento de
enamoramiento parecía valioso y que después del estado de enamoramiento ya no
lo es tanto, pues pasa a segundo termino, no es que deje de existir, simplemente
en el plano de nuestra vidas toma un papel secundario. Es entonces que
podríamos decir, que el amor no sólo trasforma lo cotidiano si no lo anímico,
lo espiritual, lo psicológico y lo físico de nuestro entorno social, familiar,
cultural e ideológico, por tanto y en consiguiente nos preguntamos ¿Cómo surge
el amor sino se busca?¿Cuál es su clarificación y clasificaciones? Dentro de
este punto nos damos cuenta que el ser humano siempre esta buscando el amor,
desde recién nacidos el bebe busca a la madre primero por necesidad conveniente
y después por amor y protección, pero el amor de pareja surge de forma muy
similar, pero de forma diferente porque inconscientemente o concientemente se
busca esa protección ese entendimiento, esa trascendencia universal, esa
necesidad de ser cuidados y de cuidar, de ser necesitados y necesitar. Por eso
el amor de pareja no surge de la noche a la mañana, sino que de alguna manera
estamos predispuestos a encontrarlo, tal vez no salimos con la idea conciente
de hallarlo, pero existe la posibilidad que va más allá de nuestra razón de que
así sea, pues por un lado nos oponemos a encontrarlo, porque sabemos que cuando
lo hagamos nada nos detendrá para poseerlo, por eso no oponemos y le ponemos
tantas trabas como sea posible, aunque inconscientemente nuestra alma tenga sed
de amar y de ser amados, pues el amor para existir siempre requiere de ese
sentir de dar y recibir, aunque los amorosos sean los primeros que se opongan,
de igual manera, existe una gran diferencia entre el amor verdadero, ese que es
eterno y que lucha como un guerrero y el enamoramiento que es fugas y perenne,
a él no le interesa lo eterno, le interesa lo momentáneo, lo que no lucha
contra tiempo y espacio. El enamoramiento fugas no se preocupa por el mañana, a
él sólo le importa el instante, en cambio el amor verdadero es una cuestión
siempre dolorosa, en donde se entrega más que la ilusión, toda una existencia.
Por tanto el enamoramiento fugas y lo eternos
del amor verdadero enmarcan una diferencia radical, fue entonces que el hombre
comenzó a buscar una pareja real, fuera de todas las apariencias románticas
transitorias que lo rodeaban, algo real que le diera sentido a su vida, ese
sentido de eternidad que sólo el amor puede dotarnos, pues el amor nos da esa
seguridad esa certeza pese a su contradictoria y confusa conducta, nos da
seguridad no como ahora se entiende, en
tanto posición económica, sino en tanto sentirnos seguros de lo encontrado.
Por otro lado, el
amor al igual que la filosofía surgieron de la observación, de lo enigmático de
lo novedoso que nunca se sabe su final, que es diferente porque nos
diferencia todo lo que nos rodea, pues
nos muestra su belleza. Por consecuente diríamos que el amor surge de la observación y la comparación, es entonces que
nos damos cuenta que el amor sabe lo que esta buscando, tal vez los sujetos que
participan directamente en él no lo sepan, tal vez si, pero el amor nunca
permite un “no” como respuesta, para él como ser existente, es un lucha, un eterno debate, así es como se
espera y así es como existe en la realidad de los humanos que participan en
él, es por eso que Octavio paz describe;
“El amor es
uno de los más claro ejemplo de ese doble instinto que nos lleva a cavar y
ahondar en nosotros mismos y, simultáneamente, a salir de nosotros y
realizarnos en otro: muerte y recreación, soledad y comunión. Pero no es el
único. Hay en la vida de cada hombre una serie de períodos que son también
rupturas y reuniones, separaciones y reconciliaciones. Cada una de estas etapas
es una tentativa por trascender nuestra soledad.”[5],
de aquí que el comienzo entre lo universal y lo particular se determine
por ese sentido yuxtapuesto que es el amor, pues de todas las afecciones el
amor es lo esencial y más impasible de
lo sentido, devora, destroza, sublime, exalta, baja y sube, llevando al ser
humano de lo más sublime hasta los padeceres más infernales.
Y es mediante este
sentido de combate que tiene el amor en sí mismo y con su carácter de
imaginación que surgen los caballeros medievales,
las princesas encantadas, los dragones y las temibles brujas que se oponen al
amor, en este sentido podríamos determinar que el amor busca lo imposible, lo
que le ofrece un reto, pues si es fácil no le interesa, no le importa lo fácil,
en cambio al enamoramiento fugas si le interesa lo fugas, lo pasajero, lo que
no nos ofrece resistencia. Ante tal
paradoja nos encontramos que el entendimiento deberá comprender que es
el hombres y no las mujeres los que deben luchar por el ser amado, así desde el
comienzo lo más imposible, es lo más deseado, no por su grado de imposible,
sino por el sentido de obtención de poder como nos diría Nietzsche cuando describe que “todo lo que eleva en el hombre el
sentimiento de poder, la voluntad de poder, el poder en si es lo bueno, así
bien la felicidad es sentir que aumenta nuestro poder, que superamos algo que
nos ofrece resistencia” [6]
Ante esto el
objeto amado, en este caso el sujeto amado pasa a tener un valor primero de
lucha, de posesión de juego, hasta cierto punto, ¿Por qué de juego? Porque es
vencer al otro, vencerlo en lo que más le duele y que es lo emocional, es por
ello que el amor nos da miedo, pues sabemos que al perder nos perdemos en esto
que llamamos amor y que aun no terminamos de comprender, es entonces que
preferimos ver el amor desde lejos, de lo observado, sin palabras, y aunque
llama nuestra atención cuando vemos a las parejas de novios en los parques los
domingos, nos hacemos como que no lo vemos, queremos que pase inadvertido por
nuestras vidas, pero inconscientemente sabemos que es lo que necesitamos para
mitigar nuestra soledad y romper con lo monótono de nuestra vida , ante esto
nos preguntamos ¿Pero porque llama nuestra atención? Tal vez porque enmarca lo diferente en
nuestras vidas, tal vez porque es lo que deseamos aun y pese a sus eternas
contradicciones, por eso llama nuestra atención, pues el amor no surge tanto
por lo físico, sino por lo oculto, lo que no se ve a simple vista, sino se deduce como una verdad tasita.
Es entonces que lo
que antes nos era atractivo ahora nos resulta indispensable, necesariamente
debemos obtenerlo porque nos ofrece resistencia, y en esto se sitúa nuestra eterna búsqueda,
una búsqueda imaginaria en donde se abren múltiples posibilidades, pero en
donde sólo una es la correcta, pues el amor es una unificación entre lo
múltiple y lo encontrado que tienen hombres y mujeres sobre todo con lo que
respecta a lo amoroso, pues no importan cuanto se sabe de la existe del amor, o
cuantas experiencias se hayan tenido, el amor verdadero rompe con todo, y más
cuando lo que se desea esta lejos de nuestro alcance.
Es por ello que el amor encuentra sus
parámetros de locura insensata en lo que fue poseído y se perdió, pues ya de
por sí nuestra razón indica que el amor es una locura sentida, idéatica,
arcaica que se difumina en todo un contexto que va desde lo sentido
existencialmente a lo alejado por abstracción objetiva, en este sentido nos
preguntamos lo siguiente ¿Qué pasa si son los mismos enamorados los que se oponen?
Al respecto podríamos decir que en nuestra sociedad moderna, todo se opone al
amor, la misma tecnología se opone al amor, las clases sociales, los paradigmas
culturales, etc. Pero sobre todo los mismos enamorados, es por ello que ante
tal pregunta podríamos decir, que entre más se opongan más crecerá y si ellos
mismos le ponen pruebas y el logra vencérselas entonces ambos pierden en este
juego llamado amor, pues aquí sólo existe un ganador y es el amor mismo, al
amor no le interesan ni hombres ni mujeres, diferencias entre ellos o
igualdades, él es el que determina la ultima palabra en todo este juego.
Sobre todo en el
contexto de la pareja que a diferencia del contexto del conocimiento en el cual
no existe una copula erótica y sentida, sino más bien un sentido de
virtuosismo, y que es mas o menos comparable con el estadio de la afección
amorosa, hasta aquí el “Eros incontrolado es tan fatal como su mortal contrapartida
el instinto de la muerte”[7]la
muerte y lo erótico en este contexto
deja mucho de complacencia, pues el sentido amoroso o mejor dicho del amor en
su estado más puro, es analizado detenidamente
con la muerte inesperada y súbita de lo ya conocido por nuestro
sentir, con la muerte al contrario de lo
que se entiende en la vida amoroso, se sustenta pues el momento en que el
objeto amado pasa del estadio de lo desead e inalcanzable al estado de poder
alcanzado, entendido este en el sentido ya antes mencionado de Nietzsche
descrito en el anticristo, como lo que nos produce poder por el hecho de ser
inalcanzable y concebible al mismo tiempo, es entonces que volvemos al sentido
de la filosofía de lo amoroso, en un contexto más particular, pues cubre su
esencia ya no en la complejidad del conocimiento si no en su subsiguiente simplicidad compleja
y que es la pareja.
LA PAREJA Y EL SENTIDO AMOROSO
“La pareja es un remanso de agua en
un mar de tormentos. Es una certeza insegura siempre, que tiene que luchar con
lo impredecible del destino, con lo fugas y lo permanente, con la calma y el
ocio. Y en sí misma con la cotidianidad.”
XOLO XOCHILT.
La pareja es la
complementación circundante de nuestras vidas, aquí el arte de amar no deja de
ser o tener un contexto estético, erótico y por ende mortal que en estos casos
se complementa con lo universal que nos producen las diferentes etapas de
éxtasis, muerte y amor que aparecen en nuestras vidas, desde el enamoramiento
platónico, hasta lo sensiblemente adquirido por los medios de comunicación,
desde nuestros tabú, hasta nuestros miedos, en este contexto del ser de pareja
se encuentra enmarcado la igualdad y la desigualdad. De aquí que la pareja se
tenga a si mismo temor, pero ¿A que le tenemos temor? Al “fracaso a tener amores fallidos” por eso
la entrega amorosa es una entrega siempre con cuidados, con temores, pues
primero le tenemos miedo a desilusionar al otro, a que no seamos lo que él
esperaba, a no cumplir sus expectativas, y en segundo lugar cuando ya se han
tendió experiencias amorosas le tenemos miedo a
volvernos a dejar llevar por este sentimiento, por el miedo a fallar
nuevamente o ha que nos lastimen. Sin embargo, algo nos dice que esta vez será
diferente, entonces volvemos a confiar, volvemos a creer que así será y aunque
sabemos que “el
amor es el destino de la lucha de los instintos –literalmente una lucha entre la vida y muerte- en la que soma y
psique, naturaleza y civilización participan”[8] al
respecto podríamos decir que el amor en la relación de pareja es una
vinculación entre lo individual y social al mismo tiempo, y aunque el amor
universal a diferencia del amor particular es imparcial en ambas condiciones en
la social y en la individual, el amor pareja no lo es tanto, pues y aunque al
igual que el amor universidad surge lo observable. La observación en este
sentido es diferente, pues aquí intervienen condiciones, de gusto, de apreció
físico, así el amor particular es un amor ideológico del alma, mas que de la
razón porque busca en lo particular lo universal de su procedencia, tal como
nuestro siguiente apartado titulado Cefora y Corintios, que aunque son dos
seres distintos se encuentran embelesados por la unificación amorosa que los
hace descender y ascender, Cefora venus celeste del amor y Corintios rey eterno
de la tierra se unen en ese sentido creador de lo amoroso, de lo increíble de lo
estético y lo poético, Cefora nos muestra lo universal, Corintos lo particular,
Cefora es lo no físico, lo sublime de la contemplación mientras que Corintos es
pasión, es deseo, es la carne es el Eros, como la siguiente canción así son
Cefora y Corintos: “Como un acorde mágico y despierto
al oírlo tocar, soy la esencia de la humanidad. Represento la promiscuidad, de
las almas que enferman de paz, represento soy la libertad de tu cuerpo y no
cobro con feria, y ahora dime cuanto vale tu alma, y ahora pide dinero o
placer, sueñas con curar el cáncer, el sida
puedo saber ya ver. Quiero estar junto a ti y alimentar tu boca, hay
veces que el dolor duerme en una canción, y se que moriré de amor decadente
lúgubres besos queman en mi. El príncipe de la dulce pena soy y mi sangre
alimente tu ser, la lujuria de mis alas
rosa tus pechos y araña tu piel, bebe embriaga tus vicios, decide orgasmos o
amor, la única iglesia es la que ilumina y arde el mapa en su cruz. Quiero
estar junto a ti y alimentar tu boca, hay veces que el dolor duerme en una
canción, y se que moriré de amor decadente, lúgubres besos queman en mi. ¡Oh
señor de pena y tristeza, ángel del dulce dolor, bebe el placer de mi boca, ven
y hazme el amor.! .” Así son Cefora y Corintos, entrega y placer, lujuria y
desdén, amor o realidad, razón o locura.
CEFORA Y CORINTIOS.
“Tu cuerpo en el mi, objeto
de mis deseos, de mis sueños, de lo que soy y lo que fui, de lo que me
convertí, en lo que sucedió, en lo que sucederá, a hora se que el amor existe
en mi, a hora se que yo soy la luz del cosmos, el amor universal que renace
aquí, en la tierra, en este ser llamado hombre, este ser llamado mujer. Cefora
y Corintios .”
XOLO XOCHILT
Ágora en flor es
el amor, esa bella esencia que colapsa nuestra razón y trastorna nuestros
sentidos, pero el sentido amoroso, va más allá del nihilismo del mundo, va más
allá de las estructuras lógicas y racionales de la psicología moderna, o de la
ardua y escrupulosa temática filosófica, pues hablar sobre esta esencia
inconocible para nuestra razón, pero cognoscible para nuestros sentidos,
establece una búsqueda lejana pero nunca terminada, pues el amor existe desde
antes de la misma escritura y la sistematización de los pensamientos, de igual
forma podríamos decir que la lógica del amor están espontánea, tan congruente
pero incongruente para nuestra razón, que es por eso que se contraponen, como todo en la vida del hombre,
pues la base fundamental de toda existencia es la dualidad, como si en pero
existiera de alguna forma real, esa dualidad, tan mencionado por tantos
escritores y filósofos, pues es precisamente por que en medio de esa dualidad
existen múltiples posibilidades que nuestra elección se vela y se confunde, y
aun que nuestra razón intenta ponerle una forma a lo amorfo de nuestra
existencia, las emociones, los sentidos, las sensaciones, nos dictan en pero lo
contrario, pues ni todo es todo, ni la nada es lo existente del todo, pues
hablar del amor, es hablar de todo un contexto, de lo sentido, de lo vivido, de
lo social, de lo cultural, de lo racional que nuestra razón por si misma no
puede dar cuentas, pues como nos dice Rosa Pereda. “el amor es muchas cosas, y muchas
cosas ha sido. Distinto en las distintas edades de la persona, distinto en los
varones y en las mujeres, distinto en las variantes de las diferentes
preferencias sexuales y de género. Distinto en las distintas sociedades y
distinto a lo largo del tiempo y sus
cambios” [9]Pero
al igual que el amor cambia a través del tiempo y el espacio, dirijamos que más
que cambiar se adapta a través del tiempo y el contexto que vivimos nosotros
los hombres y mujeres de este plante, pues el amor no deja de existir en
ninguna época, el amor se fundo con la humanidad y para la humanidad, y a
diferencia de todas las cosas que nos rodeen, dentro de ellas existe tan sólo
una que nos puede hacer cambiar y es el
amor de pareja.
Así bien, cuando
hablamos del amor de pareja, hablamos de una eterna lucha entre lo que se
pretende, lo que se quiere y lo que se obtiene, sin embargo el amor de pareja a
diferencia de lo que pueden interpretar los científicos, queda fuera de las
aulas y los contextos, de las teorías y los paradigmas, pues hasta los más
sabios lo padecen, en Ovidio lo entendemos como el arte de amar, y que es
comprendido por él como el equilibrio entre lo femenino y lo masculino, así y
en una simple anécdota: “y lo designa como el
auriga, el conductor en donde el amor es como el conducto,
mientras lo amoroso es el camino, el cochero es el humano, el humano dirige al
caballo que es el movimiento amoroso, es entonces que si el auriga dirige al
caballo con extrema rudeza, es entonces que el caballo levantara las patas
delanteras y tirara al mismo jinete, en cambio si el conductor o auriga suelta
demasiado las riendas del caballo este se ira desembocado hacia donde el
quiera” así es el amor de
pareja, una eterna búsqueda entre el equilibrio, entre lo que se quiere y se
pretende querer.
Con el amor de pareja surge el control del
poder, que es el control de la voluntad, es por ello que mientras lo erótico es
lo libre, lo impulsivo, el amor requiere del equilibrio que la pasión y lo
erótico no poseen. Es entonces que el amor se vuelca sobre la pareja, los
atrae, los separa, los embelesa por ese sentido universal existencial que lo cobija
y que en su intento de huida lo envuelve, como la ola furiosa en el mar que
abrasa a la arena con su furor meditabundo, así el amor lo envuelve todo, no
tanto sin su encanto de lujuria y deseo, pues en la pareja el hombre y la mujer
son dos seres que coinciden en el impulso abrasador del gusto, pues el amor
surgió innegablemente de lo sensible, de lo tácito y auditivo, lo sentido, que sólo en el arte se puede
expresar con palabras, pues en este sentido exaltatorio, los amantes se
convierten en algo que ni ellos conocen y sufren una metamorfosis tasita, en
donde lo que antes importaba ya no importa tanto, sin embargo el amor de pareja
va pasando por estadios o niveles, que son: lo observable, lo observable y
deseable que surge por el gusto, el enamoramiento comparativo, el
enamoramiento, el amor, el conflicto, la realización y reconciliaciones que
este conlleva, pues sólo así el amor puede subsistir ante la cotidianidad que
lo rodea. Es por ello que a continuación en este apartado analizaremos cada uno
de los estadios del encanto amoroso en la pareja.
LO OBSERVABLE:
“ Y las sombras se abrieron
otra vez y mostraron un cuerpo: tu pelo, otoño espeso, caída de agua solar, tu
boca y la blanca disciplina de sus dientes caníbales, prisioneros en llamas, tu
piel de pan apenas dorados y tus ojos de azúcar quemada, sitios en donde el
tiempo no trascurre, sitios en donde el tiempo no transcurre, valles que sólo
mis labios conocen, desfiladero de la luna que asciende a tu garganta entre tus
senos, cascada petrificada de la nuca, alta meseta de tu vientre, playa sin fin
de tu costado.”[10]
Cuerpo A
la vista (Octavio Paz)
Aquí comienza lo
observable, que no es observable más que por lo sensitivo, así surge esta
filosofía en la pareja que se esta fraguando y aunque ellos se opongan, no
importa lo mucho que lo hagan pues si es pareja lo será, lo amoroso, se opone a
lo racional, a lo real, a lo lógico, con el amor, nunca se esta seguro de nada,
pues el amor odia la seguridad, la certeza, a el le gusta ser observado sin que
lo observen, le gusta lo oculto, lo que nadie sabe, le gustan los secretos,
esos secretos que van más allá de nuestro estadio conciente, de un ¿Por qué o
para que racional? El amor se opone a los contratos, a las conveniencias, a
nosotros mismos, nos toma por sorpresa y nos hace crear un mundo aparte, fuera
de amigos, fuera de padres, fuera de todo convencimiento, fuera de nosotros
mismos. Es en este sentido que lo amoroso y el amor tienen como finalidad algo
en común, romper con lo cotidiano de la vida, lo monótono de nuestra existencia
y aunque el amor y lo amoroso tienen formas de existencia diferentes, en esto
son lo mismo, es por ello que es fácil confundir el enamoramiento con el amor
verdadero, así bien, en la pareja el amor y el enamoramiento surgen del gusto,
de lo que nos atrae del otro, de lo que no es igual que nosotros y en donde no
siempre lo que encontramos es lo que realmente queríamos o esperamos, esto
debido a lo que creemos que es real y lo que queremos que sea, estas
convencionalidades son aprendidas, trasmitidas por la cultura, la sociedad, la
familia y el medio difusión en el que vivimos, es decir el contexto. De igual
forma, el amor debe vencer todas estas contrariedades, pues los primeros que se
oponen al sentido amoroso son los mismos enamorados, ¿Por qué se oponen? Porque
el amor los trastorna, los cambia, los hace hacer cosas que ellos mismos no
habían planeado, no deseado del todo conciente, sino inconscientemente y saben
que tarde o temprano pagaran la osadía de poner sus vidas en este juego, lo
cierto en tal caso es que el amor tiene esa magia, caso contrario del
enamoramiento, el enamoramiento es fugas es transitorio, nos atrae por
instantes cortos, no enmarca un tiempo sino un contexto indefinido, mientras
que el amor, lo perdona todo, lo soporta todo, lo incomoda todo, la soledad, la
lejanía, el tiempo, la vida misma, para los enamorados no existe tiempo,
cualquier instante es un siglo, cualquier distancia es enorme, cualquier
contradicción es una dificultad, para el sentido amoroso, tan sólo basta el
momento, el instante, no importa, no mueve, no cambia, no nos causa dolor o
pena alguna, si existe en el momento bueno y sino pues no importa, pero aunque
las señales son claras aun así muchas
parejas confunden el amor, con el enamoramiento, el amor destruye todo lo que
creías, tus creencias, dogmas de fe, y hasta tu misma familiaridad con el
mundo, las cosas que antes hacías ya no parecen tan relevantes, ya no son
importantes, carecen de valor, pierde sentido la vida.
Es por ello que
muchos ponen obstáculos, se ponen barreras enormes para no enamorarse, porque
saben que si el amor llega a sus vidas estas ya no volverán a ser como antes,
ya no abra un retorno, y si el amor llego a sus vidas y no cambian el amor los
destrozara, ara de ellos su peor experimento, su más malévolo plan, para que
entiendan y con ello dominar su voluntad, hasta convertirlos en arcilla
reblandecida para que así pueda anidar en su ser. Así bien y a diferencia de
los animales, el amor es un bien cultural, aparece con la idea de familia,
identidad social, de trascendencia genética, es por así decirlo una necesidad,
un mal necesario e incomprensible. Es por ello que el amor uniendo lo
contrario, pues hombres y mujeres, son seres contrarios, no sólo físicamente,
sino ideológica, genética y hasta espiritualmente, pero son estas
contradicciones las que más le atraen al amor,
este sentido de diferencia y de negación al mismo tiempo, pues no
siempre lo sentido es aceptado al primer instante, y no siempre lo aceptado es
lo sentido, así el amor a la primera barrera que se opone o tiene que romper es
a nuestra propia cotidianidad individual en donde se enmarcan nuestras clases
sociales, prejuicios personales, miedos, dudas y conflictos existenciales y en
segundo lugar vencer nuestra propia
negación de lo que sentimos por el otro, es por ello que a los primeros que
tiene que vencer el amor es a nosotros mismos y con nosotros a nuestros
fantasmas personales, a nuestros demonios existenciales.
Y si el amor logra
vencernos a nosotros mismos y en el camino no se confunde y no se pierde
entonces ya habremos avanzado mucho, y si por el contrario se confunde y se
pierde entonces el rodeo será más largo y agotador, pues lo que busca el amor es la existencia del
otro y nos guste o no nos guste esta enmarcado en nuestro destino, en nuestro
quehacer de vida, el amor no nos pregunta, no es que queramos o no queramos, él
toma arrebata, lastima y destroza nuestros sentidos, pero a su vez los renueva,
los purifica, los resalta a un sentido más puro, más universal, esto me hace
recordar lo siguiente, en una ocasión le pregunte a una pareja de recién
casados, ¿Qué porque se habían casado? Ellos me contestaron lo siguiente; “porque a pesar de las dificultades, a pesar de todas
las cosas buenas y malas que tuvimos que pasar cuando éramos novios,
descubrimos que realmente nos amábamos, que el amor existe, pues fuimos novios
como tres años pero después nos separamos por varios meses, en una ocasión yo
lo vi a él comprándole llantas a su carro, yo pensé que no me iba a hablar
después de todo lo que paso, pero en el momento en que pase junto a él, él me
percibió levanto la mirada y pues nos volvimos a enamorar como la primera vez,
fue entonces que nos dimos cuenta que en verdad éramos el uno para el otro”. Así bien y
fuera de que el amor de pareja sea o no una covencionalidad social o cultural
las preguntas del millón de dólares son dos, la primera ¿Existe el amor
verdadero y como saber que es ese el verdadero dentro de todas las contradicciones
del mundo? Y dos ¿Existe el amor o tan
sólo es una convencionalidad social? Ante tal efecto contradictorio
aparentemente podríamos decir que es precisamente por esta incertidumbre hoy
mas presente que en otros tiempos o espacios históricos, que se expresa así
como una duda metódica o incertidumbre, esto debido precisamente a dos premisas
o tesis importantes y que son por un lado el miedo que le produce a esta
humanidad (hombres y mujeres) el comprometerse y el fracasar, y dos la
incertidumbre que prevalece a través del tiempo y el espacio y que es la del
futuro, el ser humano tiende a tenerle miedo a múltiples cosas, por ejemplo a
cambiar su vida y equivocarse, ya que al parecer en este mundo tan sólo existen
tres perspectivas posible, si, no, o tal vez, así bien la afirmación como la
negación de una emoción no son tan problemáticas como un tal vez, pues el tal
vez tan sólo expresa la inseguridad y la incertidumbre, y es que el ser humano
moderno fuera de la dinastía de géneros, es un ser con grandes incertidumbres y
miedos, lleno de complejos y dudas que van desde lo sentimental, hacia lo
sexual, de lo sexual, a lo vivido, a lo que se esta viviendo y se esta por
vivir, lo cierto es que este sentimiento de temor es muy parecido al
sentimiento de muerte. Pues la muerte es el principio de la vida y así
sucesivamente, al respecto podríamos decir
que morimos muchas veces de distintas formas, unas muy comunes, otras
muy diferentes, pero en donde la muerte esta muy ligada al cambio y en donde
también el amor y la sexualidad lo están, ¿Pero que a caso no todos los seres
humanos le tienen miedo a los cambios? Sin embargo el dicho nos dice lo
siguiente, perder para ganar, ganar para
peder, es el dilema de la eterna contradicción, “ser o no ser” sin embargo, no
se deja de ser algo, ese algo que sólo se transforma en el ser en la medida de
lo vivido, de lo experimentado, una y otra vez, así la muerte en vida resulta
ser un comienzo siempre a nuevas expectativas de vivencia, para que al final el
ser humano comprenda, que la razón mas poderosa de su existencia, tal vez fue
aquella que perdió o desaprovecho, en lo
emocional pasa lo mismo, el amor se encuentra en la muerte del yo y del otro, y
del contexto vivido, pues la muerte es el principio de la vida y por tanto del
amor, de aquí que para vivir sea necesario morir, y para amar, es necesario
despegarnos de lo que antes nos hacia ser felices, de lo que antes nos producía
placer, es por ello que ninguna ciencia por exacta que sea puede determinar la
vida, pues la vida es una multiciplicidad de vidas que la componen y por tanto
infieres diferentes formas de amor y de muerte que se entrelazan y se mezclan
llenando nuestra vida de recuerdos, la primera vez que alguien nos regalo una
rosa, la primera emoción que sentimos cuando nos dio un beso, la primera vez
que el ser amado nos invito a salir a pasear, la primera vez que alguien nos
vio llorar, la primera vez que sentimos celos o ira, la primera vez que nos dio
miedo perder a aquella persona que amamos, la primera vez que alguien tuvo
intimidad con nosotros, por eso el amor es primario en nuestras vidas, es
fundamental, “el amor es como oxigeno, nos ayuda, nos levanta, pero también nos
lastima, nos duele” es entonces que nos preguntamos ¿Vale la pena amar? Ante
esta respuesta le preguntamos a varias personas y después de varias encuestas
la gran mayoría nos dijo que sí, de un 50% que entrevistamos el 25% nos dijeron
que no sabían y el otro 15% que dependía mucho de la persona, que si al
analizarnos profundamente veíamos que nuestros defectos eran los mismos que el
otro, entonces valía la pena porque sus virtudes iban a ser iguales que las
nuestras, pero si sus errores eran peores que los nuestros entonces no valía la
pena continuar, mientras que el restante 5% nos dijo que el amor no existía y
sobre todo ese amor verdadero, lleno de sacrificios y promesas.
Es entonces que
nos damos cuenta de que como todo en esta vida tiene un inicio y un fin, pues en lo amoroso nunca se sabe si
se tiene final, ya que no siempre significa un final y un inició, pues el amor
es un ir y venir a todos los lados y ninguna dirección concreta, más que la de
siempre, romper la cotidianidad que separa y vuelve abierto el mundo de los
enamorados, en muchas culturas esto se determina como Karma o destino, así en el amor no siempre todo comienza con
miel y hojuelas, hay noviazgos que a los tres meses ya están discutiendo por
tonterías, hay otros que nunca discuten sino hasta el matrimonio, otros que por
el contrario discuten porque están inseguros, hay otros que discuten siempre,
hay otros que nunca discuten porque nunca hablan de ellos, lo cierto es, que relaciones perfectas no
existen, pues siempre aunque la persona que tengamos enfrente sea maravillosa,
sea casí perfecta no siempre lo es, siempre tiene defectos pequeñas cualidades
que lo hacen ser lo que es y hay veces que a la persona que más amamos
quisiéramos ahorcarla, despedazarla, deshacernos de ellas, pero no sabemos porque a veces deseamos esto,
sólo sabemos que no es así, que vale la pena, que en verdad todo lo malo funda
todo lo bueno que hay en ella o en él, ante tal efecto entrevistamos a varias
parejas que ya tenían entre 35 y 50 años de casados y todas coincidieron en lo
siguiente “no
dudo que había veces tanto en el noviazgo como cuando ya estábamos juntos que
queríamos separarnos, que ya no queríamos estar junto y hubieron muchas veces
que buscábamos cualquier estúpido pretexto para pelear, pero después de todo,
valió la pena todo, a hora después de tantas cosas que hemos pasado junto le
podemos asegurar que valió la pena” esta respuesta fue precedida de la
siguiente pregunta ¿Vale la pena pasar el resto de tu vida con una sola
persona? La mayoría de las parejas que entrevistamos coincidieron en que sí
valía la pena y que lo volverían a hacer con la misma persona. Así bien y fuera
de que el amor sea inentendible, voluble y complicado, podríamos inferir que de
igual forma es maravilloso sobre todo los primeros meses o años en los que
quieres darle gusto al otro, en los que quieres ganarte su confianza y en donde
ambos tanto él como ella se muestran nerviosos, inseguros pero sobre todo
receptivos, es decir dispuestos a cambiar, pues el amor no entra si no hay
disposición de ambos, aunque ellos diga que no lo esperaban, lo cierto es que
esta es una mentira piadosa, lo esperaban y aun más lo deseaban, pues ¿Por qué
nos enamoramos de la persona que nos enamoramos y no de otra u otro? ¿Por qué
habiendo tantas personas en nuestras vidas conocimos el amor con quien menos
nos imaginábamos? O aun mejor o peor ¿Con quien menos queríamos? Al respecto
podríamos decir que uno no sale un día por la mañana de su casa dispuesto a
enamorarse, tampoco existen píldoras en la farmacia que nos las tomemos y
estemos enamorados de por vida de alguien o de la primera o el primero que
pase, el amor surge de la observación, de lo que se observa diariamente y que
nos ofrece resistencia, de lo que nos evade y muchas veces hasta nos trata mal
¿Por qué? Tal vez es una cuestión patológica en nuestro organismo, después de todo
para los científicos el amor es una enfermedad
que afecta tanto nuestro sentido psicológico, como anímico, espiritual,
endocrino, altera nuestras neuronas y nuestra conducta, nos produce grandes
descargas de adrenalina y endorfinas que equivaldrían a comerse unas 500
tablillas de chocolate en un solo día.
Lo cierto es que la primera impresión que tenemos de algo es lo
verdadero y todo lo demás son puras mentiras, la vista juega un papel importante en el amor,
la vista elige, selecciona y decodifica nuestro alrededor, determina lo bueno y
lo malo, y en donde no siempre lo bueno es lo mejor, y no siempre lo malo es lo
peor, pues en estas cuestiones sobre lo
amoroso no todo es lo que paréese a simple vista, hay veces que nos encontramos
con personas que a simple vista son las peores y nos desagradan y después
resulta que se convierten en nuestros mejores amigos o amigas, hay personas que
por ejemplo se portan de una forma dulce y sublime pero en el fondo son malas,
intrigosas y chismosas, hay personas que no son ni una cosa, ni otra sólo están
confundidas, hay otras personas que conocen tan bien a la mayoría de personas
que según sea la persona así es como se comportan, sea como fuere en el juego
del amor, hasta el más astuto casanova cae o la más astuta mujer cae, tal vez
porque en el fondo ninguneamos y menospreciamos el poder del amor que barre y
trapea con nuestras emociones sin decir agua va, tal vez por eso nos causa
tanto enfado emoción, tanto descontrol, pues del amor todo se puede esperar,
desde la ilusión hasta la desilusión, desde la realización personal hasta el
fracaso.
Pero volvamos al
principio, el amor entra de lo observado de lo que vemos pasar y que no nos
hace caso, de lo que se nos opone porque nos causa resistencia, es como aquel
ejemplo de los zapatos que tanto nos gustan en el aparador que cada vez que
pasamos nos decimos a nosotros mismos tendrán que ser míos, así nos la pasamos un buen rato, y cuando
llevamos dinero no llevamos tiempo y cuando llevamos tiempo no llevamos dinero,
total que el día que los compramos hay andamos cuidándolos para que nada les
pase, los limpiamos, los pulimos, no queremos que nada los dañe o los lastime,
pero después de varios meses con ellos ya estamos pensando cambiarlos por otros
mejores, el amor tal vez no es tan banal como el ejemplo anterior de los
zapatos, en cambio el enamoramiento si lo es, el amor es más duradero, vence
tiempo y espacio, traspasa obstáculos y en este vencerlo todo esta claro que el
amor fue el causante de esas época de príncipes encantados que tenían que
vencer dragones y brujas para obtener a la mujer amada, a la doncella que era
el reflejo de la candidez y la pureza.
Sin embargo en
nuestra época moderna ese sentido de cuentos
quedo a tras, pues ahora es un
tabú imaginario en el cual toda vía pese
a la modernidad existen mujeres que
esperan sino el príncipe azul de los cuentos, si alguien que las entienda, que
las comprenda, que las halague, con
quien contar en momentos difíciles, aunque como dicen los muchachos preferible
entender a Dios o al Diablo que a una mujer por buena y bonita que esta sea, en
efecto, tal vez hombres y mujeres nada más deberían juntarse para concebir
hijos, tal vez el escritor que redacto que los hombres eran de Marte y las
mujeres eran de venus tenía mucha razón, en decir que hombres y mujeres son
especies distintas, son seres que necesitándose tanto se odian, y amándose
tanto se necesitan, ya que ambos aun que
tan diferentes; ellos con su fútbol, sus cervezas, sus amigos, sus noviazgos
fugases y sin compromisos y ellas con el miedo a perder su libertad y llenarse
de hijos, con sus novelas, sus revistas baratas de moda y sus tejidos de trutru
no son tan diferentes después de todo, pues lo que los une es ese extraño
sentimiento que alguna vez llega a nuestra vida llamado amor, así bien la
pareja comienza a gustarse por los ojos, después viene el olfato, las
sensaciones, los sentidos, las emociones, los recuerdos y los instantes y
termina volviéndose una adicción necesaria para nuestras vidas.
Así el noviazgo
comienza algunas veces sin decir nada, otras diciéndolo todo, otras que ni se
sabe como comenzó el romance, en tal caso podríamos decir que todas las parejas
tienen su pequeña historia de amor, desde la conquista hasta el sublime elixir
del deseo, de la pasión hasta el éxtasis del orgasmo y la sensualidad de lo
erótico, de las caricias a la penetración, todo en una sintonía infinita de
dulzura, rabia, pasión, celos, etc pues el amor es como el telón de una gran
obra de arte que se esta día a día subdibujando y desdibujándose en nuestra
memoria vivencial. Sin embargo ¿Cómo se sabe que una relación amoroso va a
funcionar? Esta pregunta que a simple vista suena tan compleja resulta por ende
fácil, pues se sabe si una relación amorosa va a funcionar, cuando después del
sexo existen sentimientos, pues siendo claros lo primero que utiliza el amor es
lo físico, el deseo, el gusto, la atracción física, lo puramente carnal, ya sea
consiente o inconsciente, así bien si el amor traspasa esa primera etapa del gusto
físico, se convierte en amor emocional, es decir se mezclan vivencias, gustos,
deseos en común, así el amor logra traspasar su tercera barrera y que es lo
momentáneo, lo físico.
Y es en esta etapa
en donde lo amoroso cambia, se vuelve más de pertenencia, más de posesión, relegando así a la vida el estado de
cotidianidad, de aquí que la relación sexual que para las parejas es un
triunfo, para el amor sólo es la entrada al máximo de los retos y que es el
cambio psicológico, pues si antes bastaba un día para los enamorados a hora el
mismo amor les exige más que las salidas todos los domingos o días de descanso,
y las horas intermitentes, es entonces que comienzan los problemas, pues al ya
ser poseedores de la persona amada el interés como que se pierde un poco, es
así que la pareja comienza en ese tira y afloja, de unos días estar bien y
otros estar mal, es cuando muchas
parejas se piden tiempo o buscan cualquier pretexto para literalmente
deshacerse del otro, si ante tal efecto
contradictorio, los dos siguen buscándose y sienten que él otro es necesidad
básica en su vida, entonces podríamos decir que es cuando en verdad surge el
verdadera amor, el amor guerrero no el de los meloso y romántico poetas, ni
tampoco el amor tonto e infantil que nos educaron las novelas de las abuelitas
y los escritos que hablan sobre amor,
sino el amor que puede vencer todas las barreras, al respecto nos
preguntamos ¿Qué pasa si no es así? ¿Si
el amor no vence? Entonces nos encontramos con la perdida, la perdida amorosa
que es igual que el duelo que se experimenta con la perdida de un ser querido
que muere.
Esta perdida
amorosa por banal o transitoria que parezca nos produce un dolor espiritual
cuando se presenta, este estadio de
muerte transitoria en nosotros mismos, se puede traducir como la soledad, el
regreso a estar solos es lo que más nos da miedo de la perdida amorosa, de lo
que ya no esta y que es deseado, no por su presencia tan sólo sino por necesidad en nuestras vidas, pues sólo lo
amado nos causa necesidad, esto por el sentido de extrañarse, sólo lo amado se
extraña, no se puede extrañar lo que no se ama, es entonces, que nos damos
cuenta que la muerte física no es para nada igual a la perdida o muerte
amorosa, la perdida amorosa es la identificación de nosotros con el otro, con
el daño que este o esta causa cuando ya
no esta, y que se traduce en un dolor intenso en nuestro corazón físico y esa
sensación de derrota que no desaparece hasta buscar lo amado, pues es por este
sentir que se le representa al amor con el símbolo emblemático del corazón, que
representa la conjunción de dos seres, la mitad de nuestra unidad real, es
entonces que la persona afectada por el amor pasa por varias etapas o estadios,
primero la incredulidad ¿Cómo, no es cierto, el o ella toda vía me aman? ¿No
puede dejarme? ¿Se va a acordar de mi? ¿Me va a extrañar? Como si el ser humano
fuera indispensable y con cierta egolatría y posesión del otro hablamos de él o
ella como si aun estuviera con nosotros, pues nos damos cuenta que en vedad es
indispensable para nosotros.
Pero esta perdida
es útil para el amor, pues así los enamorados logran comprender que en verdad
se amaba lo perdido, esto por el hecho de ser insustituible, de aquí que para
el amor sea preciso saber perder para
esperar a ganar, el amor no se da por derrotado y sigue luchando, pese a las
mismas contradicciones de los mismos sujetos.
Después de la no
aceptación el sujeto pasa por otro estadio y que se llama ira, la ira no es
odio simplemente, es un momento de consolación ante el objeto amado, una medida
desesperada del sujeto para culpar al otro y descargar todo el miedo que le
produce la perdida y la aceptación propia del error, pues el egoísmo del ser
humano es la primera barrera real que tiene que vencer el amor, a si los enamorados
dicen ¿Maldito o maldita pero me las vas a pagar? ¿No me supiste comprender
pero a hora me voy a conseguir a alguien mejor que tu que si sepa valorarme?
¿Ni que fueras insustituible hay otras o otros que me ruegan? ¿Te voy a
olvidar? Etc, el coraje de la perdida es nuestra confrontación ante lo evidente
“que estamos enamorados” después de la ira, viene la parte de la resignación y
con esta llega la valoración real del otro, la realidad confrontante de lo
vivido en la pareja y por tanto la reflexión de uno mismo, es entonces que nos
decimos a nosotros mismos nuestros errores como por ejemplo los siguiente: “si yo lo deje solo(a) mucho tiempo” “si yo
lo dejaba por mi trabajo” “más de una vez me rogó y me pidió que cambiara pero
yo no le hice caso” “el o ella realizo muchas cosas por mi y yo fui la culpable
o él culpable nunca lo valore realmente” después de este estadio de perdón
callado ante uno mismo, viene la recuperación y la búsqueda del amor, es entonces que nos decimos a nosotros mismos
¿Pero voy a ser todo lo posible por demostrarle que he cambiado? ¿Si, voy a
hablar con él o con ella y así todas las cosas se arreglaran porque se que aun
me ama? ¿Voy a luchar por él o ella? Es entonces que la perdida se convierte en
un estimulo para poder volverlo a intentar, es entonces que el sujeto pasa
nuevamente por la búsqueda, pero esta vez no como en el primer acercamiento que
tuvo con el amor, sino con el convencimiento de poderlo recuperar, a esto se le
llama reconciliación y si no se logra esta reconciliación el sujeto cae en una
depresión profunda en donde busca sanar ese dolor y vació con enamoramiento fugases y casi siempre
fallidos, pues se busca con ello olvidar a aquello que en realidad se amaba.
EL ENAMORAMIENTO COMPARATIVO.
Entonces vienen las comparaciones
metodologícas y casi la gran mayoría de vez gana la razón, “si ella es buena
pero no se paréese a mi ex” “si el es un chavo bien lindo, pero yo sigo
pensando y sintiendo al otro” sólo y sólo si el otro logra superar las
virtudes, los detalles, la paciencia del otro y logra borrar o mejorar ese
sentir es que se puede establecer el vinculo amoroso, pero si no es así,
siempre queda el “no te pareces a” o la duda metodologica que tarde o temprano
dañara la relación, empero y mediante los enamoramientos comparativos podemos
darnos cuenta que el amor verdadero si existe en tanto que sólo llega una vez a
nuestras vidas, y todos los demás son para olvidar al primero que si fue en
verdad amor, es entonces que nos preguntamos ¿Cómo poder saber que en verdad
sea encontrado el amor verdadero? Y aun más si ya se han tenido desilusiones
amorosas ¿Cómo se puede saber que en verdad este amor que esta enfrente de
nosotros es el real? Es por medio de los enamoramientos comparativos que nos
damos cuenta precisamente de esto, pues sólo es a través de las desilusiones,
que nos llevan a lo largo de nuestra vida que podemos comparar el amor
verdadero, de los amoríos pasajeros, de los amores ilusorios, así bien y como
ya hemos mencionado el amor es una convencionalidad social, que por ende
antecede a una antropología e historia vivencial de costumbres, reglas moral e
ideas que lo antecedieron es entonces que nos preguntamos sobre estas
cuestiones normativas si ¿Existe realmente el amor verdadero o tan sólo es un
supuesto cultural? Así bien, antes de negar o aceptar este supuesto teórico,
podríamos decir que el amor es una esencia básicamente instintiva del ser
humano, un instinto que se determina por buscar lo mejor, sin embargo esta
búsqueda se a trastocado con el tiempo y el espacio, esto provocado por la
misma cultura que al ir pasando por
este devenir a situado al hombre moderno
en un querer ser y en un no querer ser, de aquí que sea el mismo hombre el que
a puesto estos supuestos culturales, tales como el amor, el miedo a la muerte,
a lo desconocido etc. Pero fuera de que esto sea o no un convencionalismo
social, cultural e invención del hombre, es preciso comprender que lo emocional
que surge desde nuestro aspecto instintivo
no fue creado por el hombre, lo emocional se nos escapa de nuestros
constructos masificados y globales, de este mundo construido perse por nosotros
mismos, es por ello que entonces determinamos que el amor no es un constructo
creado por el hombre sino mejor dicho algo que surgió de manera espontánea de
su ser evolutivo y que a través de esa evolución involutiva fue dotado como él
mismo hombre de virtudes y de reglas que lo determinaron como un supuesto cultural.
De igual forma y
perse a que este sea o no un supuesto cultural, si podríamos afirmar hasta aquí
que el amor surge de los enamoramientos fallidos, de estos enamoramientos
comparativos en donde el estadio de la muerte juega un papel importante, ya que
de la perdida y el manejo de esta misma depende de la propia identidad de uno
mismo, pues en esto el ser humano deja
de ser para padecer, ¿Qué padece? La perdida
de lo encontrado y perdido, es por ello que comenzamos a desmitifica o a
clarificar esta idea que al parecer hasta aquí suena banal, pues el amor al
igual que la muerte y lo erótico o sexual son cuestiones fundamentales en la
vida de cualquier ser humano, pues son el motor de todo lo que se crea, se
afirma o se niega es por ello que suponemos
que todas las parejas pasan de estadio de muerte o perdida o estadios de
vida y reconciliación, ante esto
podríamos decir que la muerte o
los problemas de la desilusión son los por menores del amor, pues el amor
siempre es causa de miedo, de inseguridad, de temor, de sabernos viviente, y
por tanto existente, arrojado ante un mundo que desconoce y en el cual, sus
emociones juegan todo el papel de lo que somos en sí mismos como humanos, es
por ello que la esencia del amor es ese sentido melancolía que establece sus
patrones de conducta en un devenir fractalico
y agobiante, que gira en espiral, dejando los pedruscos del recuerdo tirado
sobre la estancia ilusoria de un instante tácito y cotidiano que en algún punto
del destino filtro su empatica mirada
con el gusto y la observación consecutiva, como si en, este mórbido éxtasis
algo de realidad preexistente se escapara conectándonos de alguna forma el destino, a nuestro pasado
y nuestro presente, es aquí en entonces, en esta lúgubre atmósfera que se
extiende lo sublime, lo que en poesía y frase estética engendra su belleza en
la escritura que va más allá de las mismas palabras, pues tan sólo son el
envasé vació de aquellas emociones que intentamos descifrar, y que se
encuentran enclaustrada a las fibras sensitivas de la vida, de nuestra propia y
particular esencia.
Es entonces que nuestra relación caótica
establece un futuro, destino, deseo, placer y muerte que nos confunde,
llevándonos al limite de nuestras emociones, en donde aquel sentimiento viejo
nos conduce a buscar entre los poetas castellanos, Alemanes y Franceses del
siglo XVIII y del siglo XIX algo que nos identifique con este sentimiento
romántico casi perdido por nuestro mundo moderno, tan compulsivo y falto
de imaginario, así el amor busca en el
romanticismo algo que nos devuelva nuestra pero humanidad que por ser humanista no deja de ser real, que por ser
dramático no deja de ser burlesco y que en
especial belleza plasma todo el
abrumador mundo del amor occidental y oriental en el cual nos
encontramos con extraordinarios relatos novelísticos, como por ejemplo las
novelas clásicas de: Ana Karenina, novel rusa, Madame de Bovadiure, novela
francesa, Lady Godyba, novela Alemana, La dama de las Camelias novela
española, o aún la vida de Isabela
Católica reina de Inglaterra, o los
clásicos de Shakespiare como son, Romeo y Julieta, Hamblet, Otelo en los cuales
se encuentra ese toque de sensualidad puritano y romántico, pero a su vez el
sentimiento sexual escondido y lo erótico que trastabillea entre su paginas,
colapsado así por la desventura, por la
situacionalidad, por el contexto social y la cotidianidad, es entonces nos
damos cuenta que en este mundo actual, el amor tomo un rumbo de telemarketin,
de cliché televisivo, de pasajero y momentáneo que nos condujo a realizarnos la
siguiente pregunta ¿Puede preexistir el amor verdadero en está realidad globalizada y masificada en
donde todo es desechable? Difícil respuesta, pues podríamos decir que en la
literatura y en la música cotidiana que establece este mundo de lo amoroso y lo
amatorio, deja mucho que desear, pues aunque el mercado musical por ejemplo
invade con su escándalo y estruendo sobre el amor, la decepción y su esencia pasajera, la poesía
lo acompaña con ese desanimo que hoy se vive en la vanguardia literaria, en
donde se le privilegia al divorcio más que al rencuentro, más que a la
aceptación del otro tal como es, sin querer cambiarlo. Pero la poesía aun busca
dementemente ese elixir llamado amor, amor e imaginación que se funden y que
mejor que una poesía para comprenderlo:
“Yo soy el rayo, la dulce brisa;
lágrima ardiente, fresca sonrisa;
flor peregrina, rama tronchada
yo soy quien vibra, flecha acerada.
Hay en mi esencia, como en las flores,
De mil perfumes suaves vapores,
Y su fragancia fascinadora
Trastorna el alma de quien adora.
Yo mis aromas doquier prodigó
Y el más horrible dolor mitigo
Y en grato, dulce, tierno delirio
Cambio el más duro, cruel martirio.
¡Ah!, yo encadeno los corazones
mas son de flores los eslabones;
navego por los mares,
voy por el viento;
alejo los pesares del pensamiento.
Yo dicha o pena
Reparto a los mortales
Con faz serena.
Poder terrible que en mis antojos
Brota sonrisas o brota enojos,
Poder que abrasa
un alma helada,
Si airado vibro
flecha acerada.
Doy las dulces
sonrisas
A las hermosas,
Coloro sus
mejillas
De nieve y rosas;
Humedezco sus
labios
Y sus miradas
Hago prometer
dichas
No imaginadas.
Yo hago amable el
reposo,
Grato, halagüeño,
O alejo de los
seres
El dulce sueño.
Todo a mi poderío
Rinde homenaje,.
Todos a mi corona
Dan vasallaje.
Soy amor, rey del mundo,
Niña tirana:
Ámame, y tu la reina
Serás mañana.”[11]
En esta poesía
Gustavo Adolfo Bécquer describe perfectamente lo que es el amor, el amor es el
rey del mundo y a él le concierne todo, y aunque la poesía castellana a
cambiado desde el tiempo de Bécquer a nuestros días existe algo que aun en los
tiempos modernos, nuestra movilidad estrepitosa y nuestra desilusión amorosa no
a logrado cambiar y que es ese sentido de necesidad hacia lo amoroso, ya que y
pese a que no existen palabras tan rebuscadas y retumbantes como en el tiempo
de Bécquer el amor continua expresando ese sentimiento de necesidad y para
muestra basta un botón pero a hora en la música moderna en donde nos
encontramos ese sentimiento de necesidad y de aceptación que queremos
describir:
“Desde que llegaste,
no me quema el frío,
me hierve la sangre
oigo mis latidos.
Desde que llegaste,
Ser feliz es mi vicio,
Contemplar la luna,
mi mejor oficio.
Coro:
No te prometo amor eterno, porque no puedo,
Soy tripulante de una nube aventurero,
Un cazador de mariposas cuando te veo.
Y he resumido en tres palabras, cuanto te quiero.
Desde que llegaste nada esta podrido,
Se marcho la duda, me abrazo un suspiro.
Desde que llegaste no hay mejor motivo para despertarme para sentirme
vivo.
Coro:
No te prometo amor eterno, porque no puedo,
Soy tripulante de una nube aventurero,
Un cazador de mariposas cuando te veo.
Y he resumido en tres palabras, cuanto te quiero.” [12]
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Desde este sentido nos damos cuenta que el amor moderno no
pretende lo eterno, no pretende lo duradero, sino que esta expuesto a lo que
pueda pasar, el temor del futuro se hace presente en nuestras vidas, tal ves
por ese sentido de inseguridad que nos promueve el mismo mundo, la misma
situacionalidad que vivimos. Es por ello que nos damos cuenta que el amor
moderno tiene que lidear con otro problema y que es el futuro, ante este
futuro que le queda al hombre y a la mujer más que esperar y perdona, y creer
ciegamente en el amor, pues si por algo no funcionan los enamoramientos
modernos, no es porque no amen, sino porque aman sin fe, sin querer establecer
un vinculo más subjetivo menos razonado, pues el modernismo modernos nos a
conducido a querer o creer que todo lo debemos obtener mediante una tabulación
rigurosa de nuestra vida, es decir, como si la vida tuviera estatutos o
apartados y tiempos, así el amor lo queremos acomodar entre la adquisición de
bienes y la superación personas, es entonces que le ponemos trabas tales como
“a hora que tenga mi casa si me enamoro”, “ahora que ya tenga tranquilidad y
estabilidad si me caso” etc. Este
problema a llevado al ser humano a una incredulidad ante el efecto del amor, ya
las parejas tanto hombres como mujeres no creen tanto en él como un bien de
cambio, y existen muchos jóvenes que prefieren pasarse el resto de su vida con
sus padres que arriesgarse a tener su propio hogar, otros por el contrario se
conforman con aventuras pasajeras, un departamento para ellos solos y un
trabajo estable que les redituable sus gasto, es por ello que se sugestionan a
sí mismos diciendo lo siguiente “si contrabajos me mantengo yo sólo para que
quiero mantener a alguien más, son puros problemas” pero la relación de pareja
es una unificación en todos los aspectos y como dice el dicho “dos cabezas
piensan mejor que una”.
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[1] Octavio Paz. El laberinto de la soledad Editorial Fondo de cultura económica. Apéndice
la dialéctica de la soledad segunda
edición. pagina 211.
[2] DICCIONARIO LAROUSSE ILUSTRADO.
[3] Memorias dela historia. Yo Sade. Autor Rafael Conte. Editorial
planeta. Edición 1990 pagina 15
[4] Locus cita. De los diálogos de Platón, pagina 641. dialogo sobre Fedro
o del amor editorial porrúa
[5] Octavio paz. EL LABERINTO DE LA SOLEDAD. Editorial fondo de cultura
económica. Paginas 219-220
[6] Friedrich Nietzsche. Obras selectas el anticristo.
[7] Herbert Marcuse “Eros y civilización”
[8] IDEM
[9] Rosa Pereda. El amor: Una Historia Universal. Editorial ESPASA edición
2001. pagina 14
[10] Octavio Paz. LIBERTAD BAJO PALABRA Obra poética
(1935-1957) Editorial letras mexicanas. Fondo de cultura económica. Tercera
reimpresión 2003. pagina 118.
[11] GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER. RIMAS NARRACIONES Y LEYENDAS.
EDITORIAL MEXICANOS UNIDOS. EDICIÓN 2002 PAGINAS 74,75,76.
[12] Canción pop titulada Desde que llegaste.